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Y me preguntan por qué reniego de los credos religiosos y de Dios

21 enero, 2011

«Si dios existe, habría que eliminarlo«, dijo en alguna de sus obras Bakunin, y lo apoyo.

Hace unos días estaba haciendo unos trabajos en el patio cuando se presentaron en la puerta un par de pastores a leerme un poco de la biblia. No estoy seguro de que religión eran, pero al parecer, Testigos de Jeová.

Bueno, el chiste es que al hacerle saber a la predicadora mi ausencia de creencia en Dios me preguntó ―¿por qué?

Le di mis razones de no poder creer en un Dios supuestamente bondadoso y todopoderoso que permitiera un mundo con tantas injusticias.

Por lo que inmediatamante me trajo a la conversación el ejemplo de Noé y su arca. Una época en la que el honbre estaba corrompido, pero que al final Dios eliminó a toda esa generación, salvando sólo a quienes habían resistido hasta el final la tentación de ser absorbidos por el mal.

Continuó leyendome un fragmento de la biblia, en dónde Dios decía que su pueblo sufriría, que habría unos pocos que gozarían del poder y riquezas mientras las grandes mayorías sufrían por su misería, pero como en la época de Noe, Dios pondría una solución. ¿Cuándo y cómo? Eso nadie lo podía saber, simplemente debemos tener fe en que llegaría.

Por cierto, remarcó tanto la obediencia a Dios como la manera de ser buenos.

Los seres humanos, como hijos de Dios debemos ser obedientes a nuestro padre, el cual no puede controlar todas nuestras acciones y por lo tanto es ya nuestra desición, ser buenos o malos hijos (Él no lo puede a pesar de ser omnipotente). Para esto me ejemplificó con la situación de Adán y Eva en el paraiso de la vida eterna. Como desobedecieron, fueron castigados, castigo que alcanzó a todos sus descendientes, apesar de las generaciones.

Entiendo lo siguiente:

La humanidad debe completa obediencia y sumisión a Dios, «nuestro creador». A la desobediencia, él responde con el castigo más severo, como todo un padre autoritario. Ahí está el ejemplo de Adán y Eva, como desobedecieron a Dios, merecen su castigo, pero lo más grave es que los más castigados somos toda la descendencia que no tenemos nada que ver con el acto de Adán y Eva. Deberemos pagar un eterno castigo que es ser arrojados al mundo en donde sí existe el sufrimiento.

También tenemos el ejemplo de Satanas. Él, angel desobediente, también fue expulsado del reino de Dios. ¿Por qué? ¿Habrá sido por ser desobediente? ¿Por llevarle la contraria a su padre? ¿Por tener ideas propias? ¿Por pensar y no simplemente obedecer ordenes? Queda más que claro el autoritarismo de éste buen Dios.

Según estos pastores que me sermonearon, hay que ser conformistas, no hay que preocuparse por salir adelante, por liberarse del yugo, porque Dios, tarde o temprano nos liberará y hará pagar con castigos a todos los injustos, liberando por fin a sus fieles seguidores.

¡Estoy totalmente en contra de tal pasividad! Cómo es posible que un Dios que supuestamente quiere a sus hijos, les pida soportar tranquilamente la miseria con la condición única de tener fe en que él, como nuestro salvador nos liberará en un momento, acto del cuál no podemos estar seguros de cuándo y cómo sucederá, de hecho ni siquiera podemos estar seguros de que en verdad así será. ¡No! La humanidad debe reivindicar por sus propias fuerzas su dignidad. No podemos estar atenidos a que algún día esa autoridad divina venga a liberarnos. Los grandes logros de la humanidad, todas sus conquistas han sido llevadas a cabo por la humanidad misma, por sus constantes luchas contra las injusticias. Nunca, ninguna de tales conquistas ha llegado (siendo pasivos y conformistas)gracias a la divinidad de Dios.

Cuál es el mensaje que las religiones nos están dando, que seamos pasivos y sumisos ante los poderosos, claro, como los poderosos son ellos, el clero, los más elevados de la piramide de las jerarquías.

Nosostros, como humanidad, no podemos permitirnos ponernos una autoridad divina como el mandamas de nuestros actos. Deberíamos comprender que, la autoridad divina es la base de el resto de autoridades que existen entre la humanidad. La jerarquización de la humanidad viene de ahí, de pensar que hay un ser supremo, al cual debemos la máxima obediencia. Debemos quitarnos estos complejos de la mente y comenzar a ser libres e iguales como seres humanos, como naturaleza mortal y dejar a un lado la divinidad, eliminar a Dios.

Estoy seguro que no hace falta un Dios que nos reprima para que cada uno de nosotros pueda tener un comportamiento humanamente bueno. La manera de regular la conducta humana de las religiones es con la amenaza de ser castigados por obrar mal; pero no porque del hombre nazaca comportarse bien. Cuando de nosotros nace, será precisamente por nustra propia voluntad, por nuestra huamanidad, y no por el miedo a la represión y al castigo de la autoridad divina.

Ensayo del Libro: El año mil de Georges Duby

2 mayo, 2010

Una nueva y diferente visión de un momento crucial de la historia

Primera parte

Georges Duby, en el año mil, hace un recuento de los temores que enfrentaba la sociedad que vive alrededor del año mil, aproximadamente entre el 980 y el 1040. En este tiempo gran parte de los fenómenos naturales y sobrenaturales que ocurrían eran de causas desconocidas y aunque hoy, muchas cosas las podemos entender, los pobladores de aquellos tiempos les daban explicaciones por decirlo de algún modo, fanáticas.

Actualmente podemos observar aun, pensamientos de este tipo, pues es tan simple regresarse unos años al siglo XX, en donde mucha gente tenía la creencia de que en el año dos mil llegaría el fin del mundo . Y sólo porque el año tres mil está muy lejos, si no, seguramente lo mismo se creería. Y pues es justo lo que pensaban los que vivían aquellos años, que en el milenario el mundo llegaría inevitablemente a su fin, y con ese pretexto daban ciertas explicaciones a las cosas que acontecían. Pareciera que la humanidad tiene una especial desconfianza en el milenario.

Todas estas creencias me parece que se relacionan casi sin excepción con la cuestión religiosa. De hecho, creo que precisamente por la religión es que se llegaban a tener esas posiciones.

La historia se guarda en la memoria de la humanidad principalmente a través de escritos y de relatos, hechos básicamente por intelectuales. En aquellos tiempos casi los únicos intelectuales que había eran los religiosos, quienes escribían historia de una manera orientada como es de suponerse, a la religión. Claro está que los textos no son la única manera de reconstruir la historia, aunque si la más común. Áreas como la arqueología, juegan un papel importante también para la composición de estos rompecabezas.

Así, al tener como principales escritores a los dirigentes de la religión, obviamente los lugares de enseñanza para quienes querían ser intelectuales era precisamente en los monasterios, en donde los dirigentes, instruían a los nuevos intelectuales a su modo y bajo sus creencias.

Me parece que justamente por este hecho es que la población tenía tantos miedos, los cuales de algún modo debían enfrentar.

Si los intelectuales eran obispos y sus enseñanzas estaban orientadas a la religión, es obvio que la enseñanza implicaba también la oración y el amor a su Dios y por su puesto, castigos a quien desobedeciera la palabra del “creador”. A raíz creer que castigos como un infiernos y cosas por el estilo, se tuvieron que haber creado también los pecados por los cuales se aplicaban los castigos. De ahí me parece que nacieron todos esos temores de que, por el mal comportamiento de la humanidad el mundo iba a terminarse.

Para llegar a tener estos miedos claro está, alguna explicación debía haber. Hechos como apariciones anormales, visiones o sueños con los cuales algunos creían ver el futuro o descifrar algún enigma. Había quienes creían encontrarse en algunas de esas visiones a personajes sobrenaturales quienes les advertían o traían algún mensaje para la humanidad.

Pero todo esto, ¿por qué podría suceder? ¿De dónde lograban algunos humanos encontrarse con tales personajes? La respuesta es tan sencilla, la misma razón por la que se cree en tales seres, las enseñanzas y amenazas de la religión. Dios es un ser fuera de lo normal, y si es obligación creer en él, ¿por qué no creer también en otros seres fuera de lo normal?. Así se divulgan las creencias populares, la mayoría de las veces creo yo, que se transforman y se van creando nuevos horrores.

Así, como la religión condenaba (y lo sigue haciendo) a quienes se atrevían a poner en duda “la palabra del creador”, nadie podía buscar explicaciones distintas a lo que los intelectuales obispos sostenían. Y aunque había quienes aun así tenían diferentes teorías, escucharlas para la población también era acto condenable. De esta forma la sociedad estaba encerrada y dispuesta a la dictadura de la iglesia por lo que me parece, no le quedaba otra opción que aceptar la existencia de esos seres superiores o poderosos que habitaban en una dimensión diferente a la del mundo de los mortales.

Aun con la constantes amenazas, la población pecaba, y bajo la condena era normal que temieran al castigo, era normal que creyeran que el fin estaba cerca.

Esto demuestra que, la religión, por más que lo ha intentado y sigue intentando, mantener hasta cierto punto controlada a la población bajo esa dictadura que imponen, nunca lo han podido lograr y lo único que consiguen es crear temores a castigos inciertos por parte de seres igualmente inciertos, pero ante la duda y la ignorancia todo termina en la aceptación.

Como lo diferente era condenado, era lógico que todos entonces creyeran que instruirse de manera diferente era incorrecto y de resultado defectuoso. Además de que todos querían conocer a su creador. Me pareció muy interesante el análisis del libro acerca de como en aquellos tiempos conocer al creador era indispensable. Pues tener este “conocimiento” era muestra de sabiduría y educación, mientras quienes desconocían a Dios eran desventurados, y nadie quería ser desventurado. Y para conocer a Dios, primero, hay que ponerlo ante todo, por lo tanto a todo acontecimiento de dudable explicación se le daba el crédito de obra del creador. Todo tenía que girar en torno a Dios, la vida propia así debía pasar.

Pero no todo es castigo en la religión. También existen recompensas para quienes bien obran y ponen siempre ante todo a su Dios. La eternidad en el reino de Dios el la mayor de estas recompensas. La iglesia se ha encargado también de crear esta conexión. El que en vida se comporta bajo la santa dictadura del creador, pasara al fin a una nueva vida que será eterna. Es una de las características del cristianismo, por más que uno sufra aquí en la tierra, si lo soporta sin desobediencia será recompensado al final de su vida con esa eternidad sin preocupaciones. Es una de las principales razones que ofrecía el cristianismo, y con la que logró que gran cantidad de fieles adoptaran la religión, como logró a la vez oficializarse.

Como se creó esta conexión entre los vivos y los muertos, muchas veces eran los mismos muertos a quienes se había conocido en vida, quienes se les aparecían y traían mensajes a los vivos. Pero de alguna manera, estas apariciones no eran muy apreciadas por la población, pues al parecer eran un mal presagio para quien las vivía más que para la creación en sí.

Había otra forma de creer en sucesos maravillosos. Adorar a personas y objetos sagrados se convirtió también en símbolo de prosperidad y salud. Los milagros se convirtieron en acontecimientos generados también gracias a poder ver o tocar a esas personas u objetos sagrados, que de alguna manera se relacionaban o tenían conexión con la divinidad de Dios. Entre más milagros ocurrían, la creencia se afirmaba cada vez con más fuerza, hasta llegar al punto del fanatismo por completo. Como se le daba crédito a cierto tipo de objetos, de milagrosos, muchos trataban de engañar, ofreciendo a la venta ciertas cosas corrientes disfrazadas de objetos sagrados con el fin de lucrar con los milagros que ocurrían. Y aunque por momentos la gente no se dejaba engañar por estas situaciones, me parece que, las ansias de sentirse protegidos llevaba a muchos a aceptar reliquias como su objeto milagroso y los adquirían a pesar de todo para su “protección”. Estas reliquias consistían normalmente en figuras de santos o personajes divinos.

Hasta la fecha, la religión católica sigue usando imágenes, figuras, estatuas, entre otras reliquias para representar a sus santos y usados para adoración con tales fines. Muchas veces imponioéndole a cada uno diferente tipo de milagros. De igual modo me parece que se les sigue dando a ciertas personas que están en el poder la cualidad de milagrosos. Lo digo porque me ha tocado escuchar testimonios de casos de personas que han sufrido enfermedades, y al tener contacto con la máxima autoridad de la iglesia, el papa, han logrado su curación. De igual modo hay lugares que se cree que son milagrosos.

Más bien,a mi me parece que el propio subconsciente de algunas personas se hacen a la idea de que si consiguen contacto con cierta persona u objeto lograran una mejor salud, y ese subconsciente mismo es el que les da la salud deseada y lograda cuando consigue el objetivo de un contacto divino.

Todo esto, en la actualidad persiste, las creencias, los temores, los engaños, los “milagros” y también muchas tradiciones relacionadas con el culto a Dios. Es decir, la religión, continua teniendo gran fuerza en la mentalidad de la mayor parte de la población, pues en un mundo de sufrimiento, todos tienen el deseo aun de que después de esta pesada vida, descansar por fin en un lugar de paz y tranquilidad por toda la eternidad.

Duby, Georges, El año mil, Barcelona, Liberduplex Constitució, 1996

Un peligro para la humanidad

16 abril, 2010

¿Cómo puede nacer en un hombre inteligente e instruido la necesidad de un ser supremo?

29 enero, 2010
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¿Cómo puede nacer en un hombre inteligente e instruido la necesidad de creer en ese misterio?

Que la creencia en Dios creador, ordenador y juez, maldiciente, salvador ybienhechor del mundo se haya conservado en el pueblo, y sobre todo en las poblaciones rurales, mucho más aún que en el proletariado de las ciudades, nada más natural. El pueblo desgraciadamente, es todavía muy ignorante; y es mantenido en su ignorancia por los esfuerzos sistemáticos de todos los gobiernos, que consideran esa ignorancia, no sin razón, como una de las condiciones más esenciales de su propia potencia. Aplastado por su trabajo cotidiano, privado de ocio, de comercio intelectual, de lectura, en fin, de casi todos los medios y de una buena parte de los estimulantes que desarrollan la reflexión en los hombres, el pueblo acepta muy a menudo, sin crítica y en conjunto las tradiciones religiosas que, envolviéndolo desde su nacimiento en todas las circunstancias de su vida, y artificialmente mantenidas en su seno por una multitud de envenenadores oficiales de toda especie, sacerdotes y laicos, se transforman en él en una suerte de hábito mental moral, demasiado a menudo más poderoso que su buen sentido natural.

Hay otra razón que explica y que legitima en cierto modo las creencias absurdas del pueblo. Es la situación miserable a que se encuentra fatalmente condenado por la organización económica de la sociedad en los países más ricos. Reducido, tanto intelectual y moralmente como en su condición material al mínimo de una existencia humana, encerrado en su vida como un prisionero en su prisión, sin horizontes, sin salida, sin porvenir mismo, si se cree a los economistas, el pueblo debería tener el alma singularmente estrecha y el instinto achatado de los burgueses para no experimentar la necesidad de salir de ese estado; pero para eso no hay más que tres medios, dos de ellos ilusorios y el tercero real. Los dos primeros son el burdel y la iglesia, el libertinaje del cuerpo y el libertinaje del alma; el tercero es la revolución social.

Hay una categoría de gentes que, si no cree, debe menos aparentar que cree. Son todos los atormentadores, todos los opresores y todos los explotadores de la humanidad. Sacerdotes, monarcas, hombres de Estado, hombres de guerra, etc.

Si Dios no existiese habría que inventarlo. Porque, comprenderéis, es precisa una religión para el pueblo. Es la válvula de seguridad.

(…)

Todas las religiones, con sus dioses, sus semidioses y sus profetas, sus Mesías y sus santos, han sido creadas por la fantasía crédula de los hombres, no llegados aún al pleno desenvolvimiento y a la plena posesión de sus facultades intelectuales; en consecuencia de lo cual, el cielo religioso no es otra cosa que un milagro donde el hombre, exaltado por la ignorancia y la fe, vuelve a encontrar su propia imagen, pero agrandada y trastrocada, es decir, divinizada. La historia de las religiones, la del nacimiento, de la grandeza y de la decadencia de los dioses que se sucedieron en la creencia humana, no es nada más que el desenvolvimiento de la inteligencia y de la conciencia colectiva de los hombres. A medida que, en su marcha históricamente regresiva, descubrían, sea en sí mismos, sea en la naturaleza exterior, una fuerza, una cualidad o un defecto cualquiera, lo atribuían a sus dioses, después de haberlos exagerado, ampliado desmesuradamente, como lo hacen de ordinario los niños, por un acto de su fantasía religiosa. Gracias a esa modestia y a esa piadosa generosidad de los hombres creyentes y crédulos, el cielo se ha enriquecido con los despojos de la tierra y, por una consecuencia necesaria, cuanto más rico se volvía el cielo, más miserable se volvía la tierra. Una vez instalada la divinidad, fue proclamada naturalmente la causa, la razón, el árbitro y el dispensador absoluto de todas las cosas: el mundo no fue ya nada, la divinidad lo fue todo; y el hombre, su verdadero creador, después de haberla sacado de la nada sin darse cuenta, se arrodilló ante ella, la adoró y se proclamó su criatura y su esclavo.

Bakunin, Mijail, Dios y el Estado

¿Quiénes tienen la razón, los idealistas o los materialistas?

24 enero, 2010

Una vez planteada así la cuestión, vacilar se hace imposible. Sin duda alguna los idealistas se engañan y los materialistas tienen la razón. Sí, los hechos están antes que las ideas; el ideal, como dijo Proudhon, no es más que una flor de la cual son raíces las condiciones materiales de existencia. Toda la historia intelectual y moral, política y social de la humanidad es un reflejo de su historia económica.

(…) El hombre se ha emancipado, se ha separado de laanimalidad y se ha constituido como hombre; ha comenzado su historia y su
desenvolvimiento propiamente humano por un acto de desobediencia y de ciencia, es decir, por la rebeldía y por el pensamiento.

Tres elementos o, si queréis, tres principios fundamentales, constituyen las condiciones esenciales de todo desenvolvimiento humano, tanto colectivo como individual, en la historia: 1o la animalidad humana; 2o el pensamiento, y 3o la rebeldía. A la primera corresponde propiamente la economía social y privada; la segunda, la ciencia, y a la tercera, la libertad.

Los idealistas de todas las escuelas, aristócratas y burgueses, teólogos y metafísicos, políticos y moralistas, religiosos, filósofos o poetas, sin olvidar los economistas liberales, adoradores desenfrenados de lo ideal, como se sabe-, se ofenden mucho cuando se les dice que el hombre, con toda su inteligencia magnifica, sus ideas sublimes y sus aspiraciones infinitas, no es, como todo lo que existe en el mundo, más que materia, más que un producto de esa vil materia.

Podríamos responderles que la materia de que hablan los materialistas -materia espontánea y eternamente móvil, activa, productiva; materia química u orgánicamente determinada, y manifestada por las propiedades o las fuerzas mecánicas, físicas, animales o inteligentes que le son inherentes por fuerza- no tiene nada en común con la vil materia de los idealistas. Esta última, producto de su falsa abstracción, es efectivamente un ser estúpido, inanimado, inmóvil, incapaz de producir la menor de las cosas, un caput mortum, una rastrera imaginación opuesta a esa bella imaginación que llaman Dios, ser supremo ante el que a materia, la materia de ellos, despojada por ellos mismos de todo lo que constituye la naturaleza real, representa necesariamente la suprema Nada. Han quitado a la materia la inteligencia, la vida, todas las cualidades determinantes, las relaciones activas o las fuerzas, el movimiento mismo sin el cual la materia no sería siquiera pesada, no dejándole más que la imponderabilidad y la inmovilidad absoluta en el espacio; han atribuido todas esas fuerzas, propiedades y manifestaciones naturales, al ser imaginario creado por su fantasía abstractiva; después, tergiversando los papeles, han llamado a ese producto de su imaginación, a ese fantasma, a ese Dios que es la Nada: “Ser supremo”. Por consiguiente han declarado que el ser real, la materia, el mundo, es la Nada. Después de eso vienen a decirnos gravemente que esa materia es incapaz de reducir nada, ni aun de ponerse en movimiento por sí misma, y que, por  onsiguiente, ha debido ser creada por Dios.

(…)

Se concibe perfectamente el desenvolvimiento sucesivo del mundo material, tanto como de la vida orgánica, animal, y de la inteligencia históricamente progresiva, individual y social, del hombre en ese mundo. Es un movimiento por completo natural de lo simple a lo compuesto, de abajo arriba o de lo inferior a lo superior; un movimiento conforme a todas nuestras experiencias diarias, y, por consiguiente, conforme también a nuestra lógica natural, a las propias leyes de nuestro espíritu, que, no conformándose nunca y no pudiendo desarrollarse más que con la ayuda de esas mismas experiencias, no es, por decirlo así, más que la reproducción mental, cerebral, o su resumen reflexivo.

El sistema de los idealistas nos presenta completamente lo contrario. Es el trastorno absoluto de todas experiencias humanas y de ese buen sentido universal y común que es condición esencial de toda entente humana y que, elevándose de esa verdad tan simple tan unánimemente reconocida de que dos más dos son cuatro, hasta las consideraciones científicas más sublimes y más complicadas, no admitiendo por otra parte nunca nada que no sea severamente confirmado por la experiencia o por la observación de las cosas o de los hechos, constituye la única base seria de los conocimientos humanos.

En lugar de seguir la vía natural de abajo arriba, e lo inferior a lo superior y de lo relativamente simple a lo complicado; en lugar de acompañar prudente, racionalmente, el movimiento progresivo y real del mundo llamado inorgánico al mundo orgánico, vegetal, después animal, y después específicamente humano; de la materia química o del ser químico a la materia viva o al ser vivo, y del ser vivo al ser pensante, los idealistas, obsesionados, cegados e impulsados por el fantasma divino que han heredado de la teología, toman el camino absolutamente contrario. Proceden de arriba a abajo, de lo superior a lo inferior, de lo complicado a lo simple. Comienzan por Dios, sea como persona, sea como sustancia o idea divina, y el primer paso que dan es una terrible voltereta de las alturas sublimes del eterno ideal al fango del mundo material; de la perfección absoluta a la imperfección absoluta; del pensamiento al Ser, o más bien del Ser supremo a la Nada. Cuándo, cómo y por qué el ser divino, eterno, infinito, lo Perfecto absoluto, probablemente hastiado de sí mismo, se ha decidido al salto mortale desesperado; he ahí lo que ningún idealista, ni teólogo, ni metafísico, ni poeta ha sabido comprender jamás él mismo ni explicar a los profanos.

Todas las religiones pasadas y presentes y todos los sistemas de filosofía transcendentes ruedan sobre ese único o inicuo misterio. Santos hombres, legisladores inspirados, profetas, Mesías, buscaron en él la vida y no hallaron más que la tortura y la muerte. Como la esfinge antigua, los ha devorado, porque no han sabido explicarlo. Grandes filósofos, desde Heráclito y Platón hasta Descartes, Spinoza, Leibnitz, Kant, Fichte, Schelling y Hegel, sin hablar de los filósofos hindúes, han escrito montones de volúmenes y han creado sistemas tan ingeniosos como sublimes, en los cuales dijeron de paso muchas bellas y grandes cosas y descubrieron verdades inmortales, pero han dejado ese misterio, objeto principal de sus investigaciones trascendentes, tan insondable como lo había sido antes de ellos. Pero puesto que los esfuerzos gigantes -como de los másadmirables genios que el mundo conoce y que durante treinta siglos al menos han emprendido siempre de nuevo ese trabajo de Sísifo- no han culminado sino en la mayor incomprensión aún de ese misterio, ¿podremos esperar que nos será descubierto hoy por las especulaciones rutinarias de algún discípulo pedante de una metafísica artificiosamente recalentadas y eso en una época en que todos los espíritus vivientes y serios se han desviado de esa ciencia explicable, surgida de una transacción, istóricamente explicable sin duda, entre la irracionalidad de la fe y la sana razón científica?

Es evidente que este terrible misterio es inexplicable, es decir, que es absurdo, porque lo absurdo es lo único que no se puede explicar. Es evidente que el que tiene necesidad de él para su dicha, para su vida, debe renunciar a su razón y, volviendo, si puede, a la ingenua, ciega, estúpida, repetir con Tertuliano y con todos los creyentes sinceros estas palabras que resumen la quintaesencia misma de la teología: Credoquia absurdum. Entonces toda discusión cesa, y no queda más que la estupidez triunfante de la fe. Pero entonces se promueve también otra cuestión: ¿Cómo puede nacer en un hombre inteligente e instruido la necesidad de creer en ese misterio?

Bakunin, Mijail, Dios y el Estado.

El Anticristo vive entre nosotros y es vegetariano

2 enero, 2010

El cardenal Giacomo Biffi, arzobispo de Bolonia, ha confirmado que el anticristo vive entre nosotros. Según el prelado, aparece disfrazado de filántropo, es vegetariano, defiende el pacifismo, los derechos de los animales, e incluso promueve el diálogo con ortodoxos y anglicanos. En el mismo foro, Biffi dijo que el siglo XX ha sido testigo de una egoísta e insensata revolución sexual, de incomparable vulgaridad y desverguenza.

http://www.quemundo.com/index.php?pagina=noticia.php&noticia=134

 

Ja. Pues ahí está. Ya se estaba tardando la santisima iglesia y sus corderitos en tirarle mierda a los vegetarianos.

Así que ya saben… aguas, si se encuentran con un vegetariano, mejor alejarse de él, no valla a ser el anticristo jajajaja

 

Puta iglesia, da más miedo esto:

 

Un poco de Historia: El Cristianismo

23 diciembre, 2009

Pues ya mañana es nochebuena, la noche que se celebra el nacimiento del «salvador», del hijo de Dios.

Bueno, yo no soy creyente y no hago ese festejo, y de hecho me parece una gran contradicción que se festeje tanta paz y felicidad cuando el mundo está que revienta de injusticias.

Pero bueno, a lo que vamos, un poco de historia del cristianismo, que muy claramente está relacionado con estas fechas.

Pues el Cristianismo surge del Judaismo. Hace 2010 años que se marcó tal separación. Cuando Cristo nació y una parte de los judios lo adoraron y adoptaron como el salvador (los cristianos), hubo otros que se negaron a aceptar que éste era el verdadero hijo de Dios. Desde ahí, el grupo que aceptaron al nuevo guía hacia la salvación y los judios que decidieron seguir esperando, tomaron rumbos distintos en sus creencias.

Por un lado, los judios, siguieron como siempre, una religión cerrada y exclusivista. Mientras el cristianismo se hace una religión muy humanista, abierta y permitía a quien quisiera unirse a la religión, a diferencia del judaismo.

Cristo, igualmente era muy humanista y predicaba la paz entre todos los pueblos. Era un revolucionario, pues estuvo siempre del lado de los desprotegidos y en contra del poder. Fué un rebelde y por rebelde fue asesinado.

Por esta razón el cristianismo consiguió gran número de fieles rápidamente, pues aceptaba todo y admeás ofrecía la salvación. Mientras los judios seguían encerrados en su creencia de que eran el pueblo elegido y que nadie aparte de ellos se iba a salvar, los cristianos daban esa esperanza al mundo de que todos tenían la oportunidad de entrar al reino de Dios.

Ya San Pablo hace una separación oficial del cristianismo y establece bases teológicas a la religión. Creó el termino de Católico y se fuma el misterio de la unión de un Dios con una mortal.

El cristianismo poco a poco fué perdiendo ese sentido de tolerancia a ideas diferentes hasta llegar a convertirse en lo que es hoy: Una religión cerrada que no acepta más de lo que está ya establecido. Pasando por tener un Dios represor y castigador.

Bueno, lo que intento aquí es hacer una reflexión de, por qué aceptar una religión que ha cambiado a lo largo de la historia. Si a lo que se adora es a cristo, ¿por qué se acepta el catolicismo como lo es ahora? Si en un principio el cristianismo aceptaba que mentes abiertas e ideas nuevas entraran a la religión, ¿por qué hoy los fieles aceptan lo que esta religión les impone sin cuestionar?

La navidad, voz del consumismo y promotora de miseria

1 diciembre, 2009

Pues ya estamos en el mes navideño jaja

y ps lo siento, pero no puedo evitar escribír algo referente. Espero a nadie ofender.

Hay una navidad muy diferente a la que acostumbramos vivir nosostros.

Me refiero a la navidad que se vive en los lugares más pobres de nuestro planeta. Lugares en donde, los niños se siguen muriendose de hambre y enfermedades, lugares en donde las ocupaciones militares continuan, lugares en donde la posibilidad de una sonrisa no es posible.

En el entorno de la mayoría de nosostros seguramente, estas fechas son de felicidad, unión, buenos deseos y demás tantos fingidos de hipocresía que después de la navidad, simplemente se peirden.

¿pero por qué tal diferencia?

¡En dónde está el salvador al que los occidentales le festejan su jodido cumpleaños!

Por qué deja que mientras unos se compran y se compran tantas cosas que no sirven para nada, otros sigan luchando por subsistir!!!

¿Y dónde queda el buen corazón navideño de los occidentales? Ja! yo se en dodne queda: comprandole productos navideños a las multinacionales, que promueven la miseria de los pueblos que no tienen navidad.

Existe un gran contraste en esta situación. La navidad promueve los buenos deseos, y sin embargo, su celebración implica consecuencias tan desagradables que la mayoría de nosotros desconocemos.

Lástima que los verdaderos valores humanistas del cristianismo hayan sido destruidos por la iglesia, y que ésta haya hecho de cosas como éstas un estúpido negocio.