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Las tecnologías de la información como el método más eficaz de control humano y las alternativas comunitarias que mantienen la libertad de usuario

26 marzo, 2013

“Nada nos libera tanto como la tecnología. Nada nos esclaviza tanto como la tecnología”1. Así da inicio Naief a la introducción de su obra Tecnocultura, y un par de párrafos más adelante dice: “la tecnología puede ser considerada como una autopista hacia la realización completa del ser humano o como un laberinto de espejos”2. Contrastantes declaraciones, pero interesantes de analizar. Hoy en día vemos que nuestras sociedades se guían por el desarrollado avance tecnológico que los científicos han llevado bastante lejos. Al día de hoy, es difícil pensar nuestra vida sin tecnología. Qué sería de muchos de nosotros sin una computadora, sin un teléfono móvil, sin una cámara digital, sin redes inalámbricas en donde podamos conectar todos esos artefactos a la vez.

Hemos nacido en un mundo tecnologizado a tal grado que, llegamos a creer (en especial las más jóvenes generaciones) que todos estos dispositivos tecnológicos que nos rodean son inherentes a nuestra vida, que son necesarios y que nunca deben faltarnos. Un simple celular, el cual su función principal es comunicarse, hoy nos puede servir para una infinidad de cosas, además de hacer llamadas, enviar mensajes de texto, tomar fotos, videos, llevar nuestra música favorita a todas partes, agendar nuestras actividades, recibir noticias, hacer cálculos matemáticos, etc. Un montón de artefactos en uno solo. ¿Cuándo nuestros abuelos, e incluso nuestros padres se imaginaron esto hace algunas décadas?

Lo destacable aquí es que, nuestras vidas parecen depender de la tecnología, ya que hacemos uso de ella para tantas actividades, consecuencia del mismo hecho de que en ella encontramos tantas herramientas «útiles». Para muchos, olvidar el celular es sentirse frustrados a cada momento, pues atrapa al individuo una especie de terror, a la incomunicación, a estar desinformado de lo que pasa en el mundo, a no poder captar aquellos momentos tan importantes… Nuestros artefactos nos facilitan y nos brindan tanta comodidad en nuestra vida diaria que, nos hemos acostumbrado tanto a ellos que cuando nos faltan nos sentimos incompletos.

Es entonces cuando las palabras de Naief toman sentido, pues mientras por un lado la tecnología nos libera, pues nos ahorra mucho trabajo que tendríamos que hacer manualmente y con más dedicación a cada momento, nos evita tantas fatigas, tanto tiempo, nos facilita lo que hacemos en cada momento, por el otro, parece que de la misma manera nos esclaviza, pues de alguna manera nos sentimos sus siervos, ya que sin ella creemos no poder vivir, sin ella sentimos no poder avanzar, no poder realizarnos, no poder trabajar, e incluso, no poder entretenernos. Y por esa paradoja podemos llegar al otro par de afirmaciones, la tecnología ciertamente puede ser considerada como una autopista hacia la realización del ser humano, ya que ella nos permite realizar nuestros trabajos con más facilidad, con más rapidez y con más precisión, entre otras ventajas, acelerando y mejorando de esa manera nuestras producciones y nuestra calidad de vida; sin embargo, esta situación puede verse también como un laberinto de espejos, ya que abusar de ella está generando un cúmulo de perjuicios no sólo al género humano, sino a toda la vida que existe sobre la tierra y a la naturaleza entera. Dependemos de la tecnología, y por conseguirla nos esclavizamos solos, y esclavizamos a otros. Además, explotamos a la naturaleza, la exprimimos con tal de generar mejores tecnologías, y con esas mejores tecnologías, intensificamos la explotación y el dominio sobre todo, vidas y cosas.

Pero casi nadie se da cuenta de las graves implicaciones que tiene abusar del uso de todos los inventos que la ciencia nos proporciona. En general, los individuos piensan que la tecnología es lo mejor que nos puede suceder, y apoyan a cada instante su desarrollo. Se espera con emoción la salida de nuevas versiones y/o modelos de nuestros artefactos o programas favoritos, pues soñamos constantemente con esas nuevas funciones que tendrán, esas nuevas comodidades que nos traerán; lo que pocos se detienen a analizar es, las implicaciones de todas esas novedades, el impacto que tendrá en la sociedad y en la naturaleza.

Pero analicemos semejante situación con más detenimiento. ¿Qué es en esencia la tecnología? Según la definición de Naief, “es una colección de instrumentos inanimados para fines específicos”3. Sin embargo como he mostrado anteriormente con el ejemplo del celular, un solo artefacto puede tener múltiples fines. En ese sentido podemos retomar las palabras de Naief, cuando asegura que “la tecnología ha demostrado ser expansiva, mutable y en ciertos casos parecería una fuerza con vida propia, capaz de engendrar fenómenos inesperados”4, ya que cuando tenemos un artefacto, buscamos generalmente aquel que tenga el mayor número de funciones, el que nos pueda resolver el mayor número de «necesidades», por lo que después, se nos hace la vida casi irrealizable si nuestro artefacto nos hace falta, pues nos saca de tantos problemas y apuros que resulta indispensable para nuestras actividades diarias, ya que la tecnología ha penetrado en todos los ámbitos de la vida, incluso para actividades sencillas de realizar manualmente.

En ese caso, resulta más convincente y certera la segunda definición que el Naief brinda:

“La tecnología es también un proceso que ha logrado penetrar en todos los ámbitos de la vida y la cultura, adquiriendo enorme complejidad, volviéndose un fenómeno aparentemente autónomo y fuera de control, que se rige con una lógica de sustitución compulsiva de productos y de consumo voraz”5

Cuando el uso de la tecnología alcanza ese nivel de esencia en una sociedad, es cuando podemos decir que pareciera una fuerza con vida propia, ya que domina en cada una de las actividades sociales e impone en cierta forma maneras de vida, pues los individuos y grupos de individuos se adecuan a vivir con ella de manera dependiente a su uso y adquisición, a lo que el profesor de la universidad de Notre Dame, R. L. Rutsty señala que es una tecnocultura6.

Pero la situación va más lejos, ya que, “la relación que podemos establecer con un teléfono celular, una computadora, un auto o una televisión de plasma no puede considerarse meramente utilitaria, sino que va más allá, aproximándose al tipo de emociones que invertimos en nuestros seres queridos”7. Muchas veces tenemos un interés en nuestros objetos que va más allá del utilitario, es decir, nos podemos encadenar a él no simplemente por aquellas necesidades nuestras que va a cubrir, sino que estimamos su posesión por sí misma.

Al parecer lo que nos ha orillado tanto al uso excesivo de la tecnología ha sido que, desde sus inicios justamente nos sirvió para facilitarnos ciertas actividades, de una manera adoptarla como una herramienta “instrumental de la realidad para transformarla, y así adaptar nuestro entorno”8. Sí, adaptar nuestro entorno, y todo de una manera un tanto egoísta del hombre, como si el entorno entero estuviera ahí para que él mismo dispusiera de la manera que quisiera de todo. Si queremos modificar algo, una herramienta nos ayuda a hacerlo si no podemos hacerlo manual, y por eso “percibimos a la tecnología como un remedio infalible, como un poder capaz de reordenar el caos, de imprimir orden a la naturaleza y resolver nuestras ansiedades”9. Somos una especie que no se siente digna de adaptarse a su medio, sino que quiere adaptarlo a él, no nos basta con tantas cosas que el entorno nos da naturalmente, sino que usamos exprimidor (la tecnología) para sacarle más de lo que naturalmente nos brinda. Usamos técnicas diferentes que nos permitan moldear nuestro entorno a nuestro favor, y la técnica como dice Ortega y Gasset, “es lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del medio al sujeto”10, lo cual asegura inmediatamente, debe hacernos sospechar que esa es una manera de proceder opuesto a los procesos biológicos.

Ahora, hay un tipo de tecnología que Naief en su texto llama «alta tecnología»11, y con ella se refiere a “las tecnologías más recientes y novedosas, a las que ocupan un nivel más alto de desarrollo en determinada área y que también se denominan tecnologías de punta, de vanguardia o de última generación”12, a ella ya me he referido un poco cuando dije que generalmente siempre preferimos tener aquellos artefactos que más funciones nos ofrecen, y es así, porque son lo más novedoso, y por lo tanto, los más «útiles y atractivos».

La alta tecnología ciertamente, tal como asegura Naief, “suele llegar al mercado con una apariencia específica y atractiva: función y estilo van de la mano”13. Y es ahí cuando más se manifiesta la atracción por el objeto mismo más allá de su utilidad. Así se dan hoy en día las cosas cuando nos referimos a las tecnologías de la información, todas aquellas herramientas principalmente que necesitan para su uso redes WAN (Wide Area Network) o redes de área amplia, es decir, redes a que se conectan a todo el mundo o al menos a amplias partes de él, como lo son los diferentes servidores de Internet, pueden ser computadoras o celulares, entre otros artefactos que desconozco sus nombres.

Dice Naief,

la alta tecnología se presenta como deseable y sexi, es una combinación de función y apariencia y no es algo únicamente capaz de resolver problemas prácticos. Un producto de alta tecnología es, por lo menos por un tiempo un objeto valioso en sí mismo, es un símbolo de consumo, capitalismo y estatus que engendra una tecnomanía, una obsesión que no permite ver los problemas que eventualmente presentan las soluciones tecnológicas ni el verdadero costo de la sonambulización de la cultura. Esto se traduce en que perdemos de vista las implicaciones sociales, culturales, morales y políticas de las innovaciones tecnológicas, las que tendemos a ver como neutras e incluso inevitables14.

Y muy acertadamente, la alta tecnología tiene un valor en sí mismo, da estatus, ya que quien la obtiene es reconocido y distinguido entre los demás individuos en la mayoría de los grupos sociales. Las empresas generadoras de tecnologías buscan por ello, dar la mejor apariencia posible a sus productos, pues es un requerimiento importante a la hora que el usuario lo elige. Los usuarios por otro lado sufren una cierta costumbre a su uso que no se detienen a preguntarse las posibles consecuencias que se pudieran generar al actuar de esa manera respecto a los avances tecnológicos, y menos son capaces de pensar su vida sin ellos.

Cuando compramos una computadora por ejemplo, además del objeto físico también consideramos los programas con que la manejaremos. Bien, los instrumentos que utilizamos para informarnos, comunicarnos, trabajar, etc. digitalmente son hoy en día requerimientos básicos para llevar una vida «normal». Ciertamente estas tecnologías resuelven gran parte de nuestras tareas diarias, nos facilitan la vida de una manera impresionante. Pero por otro lado como ya se mencionó, esclavizan nuestras vidas, y según mis reflexiones, lo hacen más allá de su excesivo uso, sino que lo consiguen con el uso simple de ellas.

El software que utilizamos para una computadora, por ejemplo, hay de muchas variedades y para diferentes tareas y generalmente la mayoría de la población está familiarizada con software privado, de código cerrado. Un software es un programa informático que puede tener una o varias funciones específicas determinadas por un código, realizado a base de un lenguaje de programación el cual a su vez se conforma de operaciones lógicas-matemáticas, las cuales hacen funcionar ese software, y las cuales son determinadas por sus programadores, hasta donde sé, humanos.

Sin embargo, ese software, y me refiero al privado, al que la mayoría preferimos acceder, no suele mostrarnos todas sus funcionalidades. El programador puede, si así lo quiere, escribir secciones del programa que sean invisibles para el usuario. Es decir, generalmente nosotros adquirimos un software, un sistema operativo, por ejemplo, el cual nos sirve para poder organizar el resto de nuestros programas y nuestra información. Los sistemas operativos más utilizados son, Windows, MacOS, y Linux en sus diferentes distribuciones. Windows y MacOS son privados, y no permiten a los usuarios acceder al código fuente, es decir a la escritura del programa para ver y conocer sus funcionalidades. Ese secreto del ocultamiento de su código da a pensar que puede haber algo ahí escondido que, podría vigilar cada uno de nuestros movimientos cada vez que encendemos nuestra computadora, siempre, claro está, que estamos conectados a una WAN.

Los fines pueden ser distintos, como por ejemplo, comercializar con nuestra información, o sea, vender nuestros datos a otras empresas comerciales. De la misma manera pueden funcionar todo tipo de programas y utilidades de software privado, como los ejemplos que da Naief, Google entre ellos, el motor de busqueda por la web más utilizado hoy en día por los usuarios de Internet. Con esta herramienta nosotros podemos buscar en la red, lo queramos, todos nuestros intereses, es decir, tecleamos constantemente en una caja de diálogo que captura toda nuestra información y busca en las diferentes páginas web que existen en la red. Pero además, es muy probable, y no dudo que así sea, esa información que introducimos en la caja de texto es enviada a un servidor que almacena millones de datos, los cuales alguna otra utilidad tendrán, como venderlos a diferentes empresas comerciales. Saber qué es lo que la gente prefiere y busca no es de poco interés para el mercado, y de alguna manera servicios aparentemente gratuitos como los que ofrece google deben de ser sustentados.

Pero además del buscador, un sitio como google tiene un montón de servicios, como servidor de correo electrónico, chat, servicio de blog, un “ojo en el cielo”, como lo menciona Naief15, refiriendose a Google Earth, y algo que parece estarse adelantando más que el resto de los servicios, su red social Google+. Google está obteniendo bastante poder sobre sus usuarios, y ellos se lo están entregando tranquilamente, sin darse cuenta de lo que podrían ocasionar. Le entregamos nuestra información a google en muchos aspectos de nuestra vida con cada uno de sus servicios. Además de que conoce cada una de nuestras búsquedas, almacena nuestra correspondencia, nuestras conversaciones, nuestros intereses en general. Y además de vigilarnos virtualmente mediante todas estas herramientas, tiene ese ojo en en cielo con que puede vigilar los movimientos de acá abajo físicamente. Por otro lado, con esa herramienta que parece estar revolucionando, que es google+, parece que no nos podremos desprender de esa empresa. Es un mundo posible hecho realidad, el mundo virtual que los humanos hechos creado posiblemente con buenas intenciones, como ayudar al desarrollo de las sociedades; sin embargo poco hemos tenido en cuenta las consecuencias de su implementación de la manera en que se está haciendo.

Si Facebook, la red social más utilizada hoy parecía tener mucho poder, pues de igual manera a esta red solemos confiarle nuestra información personal, google con su arsenal de herramientas, pero principalmente con su red social que empieza a robarle aceleradamente los usuarios a Facebook se perfila a ser un verdadero imperio que dominará a sus usuarios sin que ellos se den cuenta o peor aún, sin que les importe o crean que les afecte. Facebook fue catalogado por muchos Hacktivistas16 y críticos como «el gran hermano de la realidad». Sí, el gran hermano como el descrito en la novela de George Orwell, una especie de ser invisible, pero inimaginablemente poderoso que vigilaba cada uno de los movimiento de todos sus súbditos. Esto porque de alguna manera Facebook así parece funcionar, pues almacena datos personales, gustos de todo tipo, estados de ánimo, e incluso muchos usuarios suelen decirle al Facebook cada una de las actividades que realizan a cada momento. Es decir, nosotros mismos le concedemos a la red social la información que necesita para vigilarnos. No nos miran a través de cámaras bien escondidas como en la novela, sino que cada uno de nosotros introducimos en la caja de texto lo que el gran hermano necesita saber, nosotros mismos nos sometemos a su vigilancia. Pero hoy parece que el control se le está yendo a Facebook de las manos, y lo acapara Google y su creciente red social. Parece inevitable, ya que como Naief lo refiere acertadamente:

Internet crea una atmósfera semejante a la de una secundaria en que ser como los demás es garantía de no ser marginado […] se caracteriza, paradójicamente, por producir en los cibernautas el efecto de la manada, por sembrar un desprecio por la autentica originalidad y por ridiculizar a la disidencia”17.

Así, cuando la manada comienza a mudarse al nuevo sitio, al que está de moda, al que puede referirse como la alta tecnología, el resto los sigue, ya que no es válido quedarse en lo que ya es historia, tal como encontramos muchos ejemplos en Tecnocultura de sitios que si en su tiempo fueron los más populares, las nuevas tecnologías los reemplazan y los usuarios se mudan a lo novedoso.

Estos sitios, controlados por software que parecen esconder muchas de sus funcionalidades, que me atrevería a decir, de las más importantes, intentan controlarlo todo, parecen querer convertirse en los amos de la vida de sus usuarios. Hoy mismo me he encontrado con una nueva noticia:

“Microsoft ha anunciado que si los fabricantes de ordenadores quieren distribuir sus productos con el logo de compatibilidad con Windows 8, deben implementar una medida llamada «arranque seguro». Arranque Seguro está diseñado para proteger contra malware previniendo que las computadoras carguen programas binarios no autorizados en el arranque. En la práctica, esto significa que los equipos que implenten esta característica no podrán arrancar sistemas operativos no autorizados — incluyendo los sistemas inicialmente autorizados que han sido modificados sin ser aprobado de nuevo.”18.

Una herramienta que no dista mucho de lo que ha venido haciendo la otra gran transnacional de las tecnologías de la información, MacOS, asegurando a sus usuarios a que sólo utilicen sus productos y nada ajeno a ellos.

Muchos usuarios de computadoras, principalmente interesados en las herramientas de información libres, cuando adquieren un equipo de cómputo, instalan más de un sistema operativo en un mismo ordenador. Lo más común es, un Windows y una distribución de un sistema libre, como Linux o FreeBSD. Generalmente con la intención de cambiarse definitivamente al software libre, pero continúan con una partición en su disco duro donde tienen Windows para cualquier emergencia, por si no saben como realizar alguna tarea en su sistema libre o por alguna incompatibilidad de software que llegaran a tener con alguna de sus amistades. Con esa medida, se corre el riesgo de que los usuarios ya no tengan la posibilidad de instalar en sus computadoras algo diferente de Windows. En los últimos años el software libre, principalmente Linux, le ha ganado mucho terreno a los sistemas privativos, es una situación que preocupa y alarma a los empresarios del software, por lo cual necesitan implementar nuevas medidas que contengan a sus usuarios utilizando sus productos, ya que de otra forma no perderían sólo sus ganancias económica, sino que perderían poder político al dejar de tener acceso a la información personal de los individuos si estos dejan de utilizar sus herramientas y programas.

Esta realidad resulta escalofriante, y más cuando me encuentro en Tecnocultura cuál es la propuesta de google para un futuro, la cual desconocía hasta ahora: “La propuesta de google es que en el futuro estaremos mejor si nuestro cerebro fuera aumentado o sustituido por un dispositivo de inteligencia artificial conectado permanentemente a Internet”19. Parecieran los planes para un control definitivo sobre los individuos, con lo cual ya no habrá manera de ser perdidos de vista ni un solo instante por el gran hermano.

Estas herramientas de las tecnologías de la información, como ya lo mencioné se aparecen ante el público aparentemente gratuitas, pero la manera en que se mantienen funcionando es vendiendo la información de sus usuarios al mercado, para que sepan que producir, es decir, todo aquello que ya saben que les vamos a comprar porque hemos indicado que «nos gustan, nos interesan y las buscamos a menudo». Ahí es donde nos damos cuenta que pagamos constantemente por el uso de todas esas utilidades.

En este contexto tenemos que Internet nos ha conferido un poder sin precedente sobre la información, pero a la vez nos ha convertido en sujetos permanentemente vigilados”20. Más hoy en día, que podemos contar con dispositivos móviles, y con redes inalámbricas gracias a las cuales podemos conectarnos a redes WAN en casi cualquier parte a donde vayamos. “La miniaturización de los accesorios tecnológicos de cómputo y comunicación nos convierte en seres monitoreados a perpetuidad y ningún elemento de nuestra vida privada está a salvo de los ojos y oídos electrónicos”21. Ya no necesitamos esperar a llegar a casa para contarle al mundo (o a nuestro distribuidor de software o servicio de comunicación) lo que nos ha pasado durante el día, lo podemos hacer al instante, cuando nos sucede, ya que contamos con las herramientas para hacerlo y actualizarlo a cada instante, es así de fácil contar hoy en día nuestras experiencias, es así de fácil ejercer el control sobre todo el conjunto de individuos y sociedades. Eso claro está, sin tomar en cuenta el resquebrajamiento del tejido social que esto provoca, ya que me doy cuenta constantemente, los usuarios de estas altas tecnologías, revisan sus dispositivos cada vez más a menudo, pues reciben sus notificaciones y no pueden evitar muchas veces esperar un momento adecuado para revisarla, prefieren interrumpir sus actividades, su trabajo, su estancia en la vida real, por atender lo que ocurre en el mundo virtual. Que estas tecnologías tengan una especie de adictivo no es mera coincidencia, es una necesidad de las mismas compañías para que el control sea más intenso. Esto hoy que estamos conectados casi todo el tiempo mediante pequeños dispositivos, y no es muy difícil imaginarse cómo serán las cosas una vez que la propuesta de Google llegara a realizarse, pues si hoy en día se pueden conocer nuestros estados de ánimo, nuestras experiencias diarias, nuestros intereses y deseos, etc., al tener los individuos un dispositivo integrado al cerebro o sustituyéndolo, incluso se podrá saber lo que hoy aún podemos ocultar al mundo, nuestros más profundos pensamientos que cuando nosotros lo decidimos, no los compartimos aún. Parece que compañías como google quieren saber incluso eso. Son medidas de control, incontroladas. Los intereses políticos y económicos parecen prevalecer ante todo, las ganancias monetarias son el motor de esos nuevos avances, y a los grandes empresarios no parece importarles, y seguramente ni siquiera se detienen a pensar en que incluso ellos son afectados por esa situación.

Los científicos, en este caso, los programadores e ingenieros de estas tecnologías parecen no detenerse a pensar y reflexionar sobre sus inventos. Ellos se plantean un determinado objetivo, y sólo se fijan en conseguirlo, sin importar el camino ni los resultados secundarios que ellos puedan presentar. Si el fin predeterminado se cumple, las implicaciones no tienen cabida en en análisis del problema. Esa es una característica que parece definir a la gran mayoría de los científicos, no sólo de esta área, sino todas las de la ciencia y tecnología. Todo, generalmente parece por el buen vivir de la humanidad, ya que como plantea Ortega Y Gasset, “el empeño del hombre por vivir, por estar en el mundo, es inseparable de su empeño de estar bien. Más aún: que vida significa para él no simple estar, sino bienestar”22. Y creemos generalmente que vivir bien significa tener todas esa comodidades que la tecnología nos ofrece, evitarnos todas esas fatigas y ahorrarnos un montón de calamidades que tal vez sufriríamos sin ella. Una de las definiciones respecto a esto que Ortega Y Gasset da es que “la técnica es el esfuerzo para ahorrar el esfuerzo, o dicho en otra forma, es lo que hacemos para evitar por completo, o en parte, los quehaceres que la circunstancia, primariamente nos impone”23. Por eso nos es tan fácil acostumbrarnos a usar tecnología, porque nos brinda muchas facilidades para nuestra vida.

Existen ciertamente también, una serie de alternativas a todas estas formas de control que algunos han implementado al darle a la tecnología la orientación que hasta aquí he descrito. Las herramientas libres, que ya he mencionado son un conjunto de programas que pretenden abolir la propiedad intelectual de los sistemas de información, permitiendo así la libertad de los usuarios para su uso, el software libre. “En concreto, el software libre implica que los usuarios tienen las cuatro libertades esenciales: (0) ejecutar el programa, (1) estudiar y modificar el programa desde el código fuente, (2) redistribuir copias exactas y (3) distribuir versiones modificadas”24. Es decir, los usuarios de software libre pueden conocer con certeza, con un poco de conocimientos informáticos cada una de las funciones de los programas que utiliza. Estas herramientas son generalmente hechas por comunidades enteras de los mismos usuarios, a los cuales puede colaborar cualquiera que se interese. Son proyectos que apuntan a la construcción de herramientas colectivas, en vez de privadas.

Ciertamente el software libre no es muy conocido por los usuarios de las tecnologías, ya que no cuenta con un sistema de comercialización como el software privado, del cual el comercio es su función principal. El software libre no tiene como patrocinadoras a las grandes empresas comerciales, pues este no vende la información de los usuarios para obtener a cambio publicidad, sin embargo, se ha demostrado con bastantes experiencias que su funcionamiento y rendimiento es muy superior a los sistemas privados.

Claro está que las empresas del software buscan eliminar estos fenómenos colectivos de crear herramientas, ya que son formas de vida que atentan en contra de sus intereses económicos. Pero grandes comunidades de hacktivistas están constantemente trabajando por difundir de manera autónoma estas herramientas, y sus esfuerzos parecen trascender. Por algo las corporaciones privadas están tomando medidas de emergencia para tratar de frenar esta migración de usuarios, intentando obligarlos a no usar otra cosa que no sean sus productos.

Esto claramente significa que la tecnología no necesariamente tiene por qué ser un medio de control para la vida, sino que puede por el contrario crear comunidades autónomas donde el poder lo ejerzan cada uno de los usuarios en vez de ser controlador por algunos cuantos creadores y únicos conocedores de los sistemas tecnológicos. La tecnología entonces, podemos decir, no es el problema en sí mismo, el problema es la orientación que solemos darle, la manera en que la usamos.

Si por un lado ciertamente la tecnología utilizada de un modo racionalizado, pues nos esclaviza por una parte, pero aumenta nuestra productividad y nuestro ocio por otra y por ello la aceptamos y reconocemos como necesaria, puede llegar a ser en sí mismo una ideología, como analiza Habermas25, en la cual, “no sólo su aplicación sino que ya la técnica misma es dominio sobre la naturaleza y sobre los hombres: un dominio metódico, científico, calculado y calculante”26, también la podemos racionalizar de un modo que nos beneficie verdaderamente en vez de controlarnos. Mientras que los poderosos mecanismos privatizados de la tecnología intensifican su dominio, tratando de legitimarmás el poder político de las corporaciones, pues “la tecnología proporciona también la gran racionalización de la falta de libertad del hombre y demuestra la imposibilidad técnica de la realización de la autonomía, de la capacidad de decisión sobre la propia vida”27, otra comunidad de individuos tratan de abrir la brecha que conduzca a los individuos a ser a pesar de todo, aún autónomos, con tecnologías que ayuden sí a las tareas y actividades diarias, pero de una manera controlada por los usuarios, y no de una manera que los individuos sean controlador por la tecnología.

La tecnología se utiliza como una ideología porque es vendida la idea de que su uso es totalmente elemental y necesario, y al adoptarla la reconocemos como tal desde un inicio, y la aceptamos de la manera en que se nos impone, sin representarnos ni pensar en formas distintas de tratarla o juzgarla. Se nos presenta generalmente apuntando a ciertos fines, fines que representan el control y el capitalismo dominante, pues intereses económicos son los que desde un principio rigen su desarrollo. En el momento en que los usuarios detengan un momento su referencia a sus dispositivos tecnológicos y razonen por sí mismos la tecnocultura en la que se han zambullido, en vez de aceptar su uso ya racionalizado por otros, que lo hacen a partir de sus propios intereses y no los del usuario, entonces la tecnología parará a ser un verdadero servicio para el desarrollo de las sociedades en vez de serlo únicamente para un pequeño grupo de individuos.

1Yehya Naief, Tecnocultura. El espacio íntimo transformado en tiempos de paz y de guerra, Tusquets, 2008.

2Ídem.

3Ibídem, p. 13.

4Ídem.

5Ibídem, p. 14.

6Ídem.

7Ídem.

8Ibídem, p. 15.

9Ídem.

10Ortega Y Gasset, José, Meditación sobre la técnica, Madrid, ESPASA-CALPE, 1965, p. 23.

11Ob. Cit, Nota 1, p. 17.

12Ídem.

13Ibídem, p. 18.

14Ídem.

15Ibídem, p. 119.

16Personas comprometidas con el activismo político en el ciberespacio, es decir, utilizan herramientas informáticas para manifestar inconformidad o crear tecnologías de información alternativas, contraponiéndose a los sistemas comerciales que buscan el control de los usuarios.

17Ibídem, pp. 20-21.

18Noticia que circula en Diaspora, red social libre.

19Ibídem, p. 123.

20Ibídem, p. 23.

21Ídem.

22Ob. Cit., Nota 9, p. 26.

23Ibídem, p. 35.

25Habermas, Jürgen, Ciencia y Técnica como ideología, España, Tecnos, 2001, p. 54.

26Ídem.

27Ibídem, p. 58.

Los zapatistas no se rinden.

8 junio, 2012

Señores:

¡Corred! ¡Avisadle a los mazahuas, los amuzgos, los tlapanecos, los nahuatlacas, los coras, los huicholes, los yaquis, los mayos, los tarahumaras, los mixtecos, los zapotecos, los mayas, los chontales, los seris, los triquis, los kumiai, los cucapá, los paipai, los cochimi, los kiliwa, los tequistlatecos, los pame, los chichimecos, los otomíes, los mazatecos, las matlatzincos, los ocuiltecos, los popoloca, los ixcatecos, los chochopopoloca, los cuicatecos, los chatinos, los chinantecos, los huaves, los pápagos, los pimas, los tepehuanos, los guarijios, los huastecos, los chuj, los jalaitecos, los mixes, los zoques, los totonacos, los kikapús, los purépechas y a los o’odham de Caborca!

¡Que lo sepan los ceuístas y las bandas todas! ¡Que llegue hasta el oído de obreros y campesinos sin tierra! ¡Que escuchen los del Barzón, las amas de casa, los colonos, los maestros y los estudiantes!

¡Que los mexicanos en el extranjero oigan este mensaje!

¡Que lo escuchen los banqueros y los dinosaurios de Atlacomulco! ¡Que retumbe en los pasillos de la Bolsa de Valores y en los jardines de los Pinos!

¡Que esta voz llegue hasta los mapuches y los auténticos farabundos!

¡Que los hermanos todos de estas tierras abran un lugar en su corazón para este grito!

¡Que suenen los tambores y los teletipos! ¡Que los satélites enloquezcan!

¿Qué? ¿Que cuál es el mensaje? Uno solo:

Los zapatistas. Stop.

¡No se rinden! Stop.

¡Resisten! Stop y fin.

Desde las montañas del Sureste mexicano

Subcomandante insurgente Marcos

P.D. de la imprudencia. Nos aconsejaron ser prudentes y firmar la paz, nos dicen que el gobierno nos acabará en horas, en días si se tardan, si no firmamos la paz. Nos recomiendan conformarnos con las promesas ofrecidas y esperar. Nos piden la prudencia de rendirnos y vivir… ¿Quién podría vivir con esa vergüenza? ¿Quién cambia vida por dignidad? Fueron inútiles tan sensatos consejos. En estas tierras reinan, desde hace muchos años, la imprudencia… y la dignidad.

P.D. En el Comité estuvimos discutiendo toda la tarde. Buscamos la palabra en lengua para decir «RENDIR» y no la encontramos. No tiene traducción en tzotzil ni en tzeltal, nadie recuerda que esa palabra exista en tojolabal o en chol. Llevan horas buscando equivalentes. Afuera llueve y una nube compañera viene a recostarse con nosotros. El viejo Antonio espera a que todos se vayan quedando callados y sólo quede el múltiple tambor de la lluvia sobre el techo de lámina. En silencio se me acerca el viejo Antonio, tosiendo la tuberculosis, y me dice al oído: «Esa palabra no existe en lengua verdadera, por eso los nuestros nunca se rinden y mejor se mueren, porque nuestros muertos mandan que las palabras que no andan no se vivan». Después se va hacia el fogón para espantar el miedo y el frío. Se lo cuento a Ana María, ella me mira con ternura y me recuerda que el viejo Antonio ya está muerto…

La incertidumbre de las últimas horas de diciembre pasado se repite. Hace frío, las guardias se relevan con una contraseña que es un murmullo. Lluvia y lodo apagan todo, los humanos murmuran y el agua grita. Alguien pide un cigarrillo y el fósforo encendido ilumina la cara de la combatiente que está en la posta… un instante solamente… pero se alcanza a ver que sonríe… Llega alguien con la gorra y el fusil chorreando agua. «Hay café», informa. El Comité, como es costumbre en estas tierras, hace una votación para ver si toman café o siguen buscando el equivalente de «RENDIRSE» en lengua verdadera. Por unanimidad gana el café. NADIE SE RINDE…

¿Nos quedaremos solos?

 Relato Zapatista.

Crisis del sistema educativo y el papel de quienes desean la transformación.

26 febrero, 2012

La educación es sin duda el arma más poderosa para el buen vivir de una sociedad, ya que a través de ésta, los individuos aprenden a tomar buenas decisiones gracias al aprendizaje obtenido, aprendizaje que permite obtener conocimientos, comprenderlos, analizarlos y juzgarlos, para después aplicarlos en la vida propia y llevarla de la mejor manera posible. En palabras de Augusto Salazar Bondy, “educar es aquella praxis que acondiciona un medio y provoca ciertos efectos psicobiológicos en un individuo o grupo de individuos, con la mira de preservar y fomentar el desarrollo de éste”.1

Desafortunadamente, hoy en día en nuestra sociedad, el sistema «educativo» ha dejado a un lado el objetivo de educar a los individuos para promover un desarrollo sustentable, a cambio de un adiestramiento, en el cual, se enseña a los individuos a funcionar de cierta manera, no para beneficiarse a sí mismo ni a la sociedad, sino para beneficio de quienes mueven los hilos en lo alto de la pirámide del capitalismo.

Ciertamente a través de la historia, la educación ha estado orientada hacia el beneficio de quienes la imparten, y como los que la imparten son los grupos de poder en turno, es siempre una educación que promueve el sometimiento de la sociedad a tal grupo de dominio. Por ejemplo, en La Edad Media, era la Iglesia quien tenía el poder e impartían educación, pero una educación religiosa que promovía la sumisión a la divinidad de la institución. En la modernidad, donde la educación es tarea del Estado, se impartió una educación para que los súbditos se sometieran a su madre patria. En la actualidad, el grupo dominante es sin duda el mercado, y es éste quién manda también en la educación, orientándola al desarrollo económico-mercantil.

Simplemente hay que ver que toda la educación actual está totalmente al servicio de la producción de mercancías materiales y nulo lugar para la producción de pensamientos, de ideas, de reflexión. Materias como la filosofía son hechas a un lado por el gran monstruo del neoliberalismo, ya que ésta no genera capital para el mercado, al contrario promueve un sentido crítico entre los individuos que puede poner en peligro la «estabilidad» del orden establecido. Es decir, mientras la educación que han impartido los distintos grupos dominantes está encaminada a la sumisión, adiestramiento, sometimiento de un modo completamente “adaptativo, [en donde lo ideal] es transmitir al educando valores, actitudes e ideas ya establecidas, procurando que éste las reciba y adopte tal como se le dan”, nos quitan al mismo tiempo las herramientas para revolucionar esta situación y conseguir que la humanidad viva libre y con dignidad.2

Es una manera de adiestrar de gran utilidad para quienes ostentan el poder, quienes hoy prefabrican al individuo para que sea un zombie consumista, para hacerlo comprar hasta la cosa más insignificante e inservible que se pueda inventar. Con su «adiestramiento», no sólo en la escuela, sino de manera intensiva a través de los «mass media»3, crean nuevas necesidades en los espectadores, pero necesidades falsas, “que intereses sociales particulares imponen al individuo para su represión: las necesidades que perpetúan el esfuerzo, la agresividad, la miseria y la injusticia. Su satisfacción puede ser de lo más grata para el individuo, pero esta felicidad no es una condición que deba ser mantenida y protegida si sirve para impedir el desarrollo de la capacidad de reconocer la enfermedad del todo y de aprovechar las posibilidades de curarla […] Estas necesidades tienen un contenido y una función sociales, determinadas por poderes externos sobre los que el individuo no tiene ningún control […] No importa hasta qué punto se hayan convertido en algo propio del individuo, reproducidas y fortificadas por las condiciones de su existencia; no importa que se identifique con ellas y se encuentre a sí mismo en su satisfacción. Siguen siendo los que fueron desde el principio; productos de una sociedad cuyos intereses dominantes requieren la represión”.4

Por lo que, nos educan para consumir, mentalizandonos de tal manera que creemos que necesitamos trabajar para poder comprar lo que nos venden, y entre más trabajamos, más podemos comprar y más reprimidos estamos, acrecentando su dominio. Nos educan también de manera tecnócrata y deshumanizada. Una educación egoísta y competitiva, en donde aprendemos que si no aplastamos al otro, él nos aplastará, y como nadie quieres ser aplastado, hacemos siempre lo posible por pasar por encima de los demás.

Es así como funciona el sistema. Éste nos controla totalmente, adiestrando de tal manera que vivamos en “la cotidianidad mundana”5, una cotidianidad tan simple, tan banal en la que pasamos por el mundo desapercibidos, pero sin percibir también, olvidándonos del otro, olvidándonos de nuestro contexto. Vivimos de manera mecánica porque no somos capaces de reflexionar nuestro entorno, sino que simplemente pasamos por él en el día a día para funcionar sólo como nos han enseñado que debemos funcionar. Jamás nos detenemos a pensar en lo que hacemos, simplemente lo hacemos porque no tenemos tiempo para pensarlo, el tiempo debemos emplearlo en producir lo que nuestro sistema nos exige. En el momento en que alguien se sale de la cotidianidad, éste es conscientizado, es visto por los demás, es reconocido, pero es un reconocimiento negativo generalmente. Negativo porque quien se sale de la cotidianidad, quien se separa del camino en el que van las mayorías, altera el orden, es decir, hace el desorden, por lo que es mal visto, tachado, señalado y reprimido por los demás. Tal represión es una herramienta más del sistema opresor, el cuál utiliza a las masas alienadas por él mismo, para coartar a la oveja que se sale del rebaño.

Por todo esto es que debe haber un cambio radical en el sistema educativo. Debemos promover una “educación suscitatadora [como la propuesta por Bondy]. Justamente los factores de creación y novedad son los que definen el quehacer pedagógico que hemos llamado suscitador […] Lo predominante […] es la actividad del poder creador del sujeto, de aquello que hay de más original y libre en su ser personal […] Se busca que el alumno asuma ideas nacidas de la propia reflexión en comercio con el mundo y valores elegidos por decisión de su yo más auténtico y no por transferencia de patrones habituales sin resonancia vivencial ni autoridad sobre la conciencia más vigilante. No se enseñará pues inculcando ideas, valores y conductas ya configurados, sino en cualquier caso sirviéndose de ellos para preparar, vigorizar y ejercitar la capacidad de concebir ideas, inventar valores y adoptar nuevas formas de conducta.”6

Desafortunadamente, los grupos de poder nunca permitirán que tal tipo de educación se ponga en práctica, pues es un peligro para la seguridad de sus intereses personales, es por eso que continuamente están reformando la educación, quitando de las escuelas las pocas materias que permiten la formación del pensamiento crítico.

Eso no significa que sea un caso perdido. Y es precisamente tarea de quienes nos damos cuenta de este mal funcionamiento promover ese cambio liberador. Es nuestra responsabilidad como seres humanos críticos y éticos fomentar la transformación del orden establecido, que cambie a las personas para que dejen de funcionar como robots programados y comiencen a liberar su pensamiento y a funcionar como humanos conscientes.

El paso por el mundo de un hombre como apunta Freire, “no es algo predeterminado, preestablecido. Que mi destino no es un dato sino algo que necesita ser hecho y de cuya responsabilidad no puedo escapar. Me gusta ser persona porque la historia en que me hago con los otros y de cuya hechura participo es un tiempo de posibilidades y no de determinismo. Eso explica que insista tanto en la problematización del futuro y que rechace su inexorabilidad.”7 Es decir, cada uno de nosotros pasamos por el mundo haciendo historia, participando de él, y todo lo que hacemos y dejamos de hacer contribuye para todo cambio o estabilidad del mismo. El conjunto de relaciones en que participamos en el mundo nos conecta con todo y con todos, y aunque podemos pasar desapercibidos en la cotidianidad mundana, no podemos pasar sin participar de ella, pues participamos todo el tiempo, no siendo “sólo un objeto, sino también un sujeto de la historia.”8 Con cada acción que realizamos contribuimos a que algo cambie o a que algo siga igual, y siendo conscientes de nuestra situación contextual, es nuestra responsabilidad cada consecuencia de nuestro paso por el mundo. Siendo nuestra responsabilidad, es nuestro deber conducirnos para bien, con ética, ayudando a hacer un mejor mundo para vivir. Esta responsabilidad, es causa de nuestra “consciencia del inacabamiento”.9 Es decir, está consciencia de que al pasar por el mundo, participamos en él y lo modificamos, la cual fue también razón de que el hombre se hizo educable, ya que, al ser consciente de que cada una de sus acciones tendrá consecuencias, ya sean buenas o malas, necesariamente el hombre tuvo que buscar una manera de guiar sus decisiones para que generalmente las consecuencias sean positivas.

Entonces, no podemos ser pesimistas respecto a la transformación. Es nuestro deber hacer todo esfuerzo para conseguir un cambio radical en nuestra sociedad, cambio que sin duda lleva por delante una buena educación para las masas. Pero no podemos confiar más en el sistema dominante, pues a lo largo de siglos, como ya explique, aunque cambie el grupo que está en el poder, desde ahí la educación estará siempre orientada para mantener la hegemonía de quienes mueven los hilos. Ciertamente no podemos derribar este sistema de un solo tajo, pero podemos ir creando pequeñas infecciones al cuerpo político, infecciones que después puedan convertirse en cáncer, y luego en muerte de tal cuerpo. Las instituciones estatales no son la única manera de educarse (son sólo la única manera de tener un papel que te acredita). Hay maneras libres y autónomas de estar educado, y nos corresponde precisamente a los que somos conscientes del inacabamiento enseñar a la sociedad estas formas, formas autogestivas, independientes, libres, donde se fomente la educación suscitadora de Bondy.

Pero esto no se consigue sólo hablando, haciendo ensayos o escribiendo artículos, hay que actuar. Las personas que nos rodean, no estarán de acuerdo a escucharnos más si cuando les decimos que hay que ser críticos, éticos y justos en la realidad nosotros actuamos como borreguitos que no se salen de «los paradigmas aceptados» que fomentan la injusticia y la explotación. Es imposible abrirle los ojos al mundo cuando no comenzamos por demostrar que nosotros ya los hemos abierto. Hay que tomar la iniciativa, siempre existe la posibilidad de formar talleres de lectura de manera autogestiva, de hacer debates, de comentar experiencias. Pero no es la única manera de educar, también existe siempre la posibilidad de ayudar a las personas con sus problemas, sin esperar nada a cambio. Enseñar que la solidaridad es esencial, que cuando nos ayudamos unos con otros tenemos más posibilidades de bien vivir, y la solidaridad se enseña, siendo solidarios.

Cuando uno se solidariza con las personas, cuando se les ayuda con sus problemas, estas personas te reconocen como sujeto (y volvemos a la cotidianidad mundana y reconocimiento del otro), se dan cuenta que salirse de la cotidianidad no siempre es desagradable, porque te han visto salirte para brindarles tu ayuda y después, muchos están dispuestos a escucharte y esa es la oportunidad para ayudarles a conscientizarse.

Siendo que, desde la perspectiva reaccionaria nunca tendremos una educación que nos enseñe a conscientizarnos, a analizar nuestro entorno, a politizarnos, debemos hacerlo por nuestra cuenta. “Es una tarea que los educadores y las educadoras progresistas deben cumplir, dentro y fuera de las escuelas. Es una tarea que debe ser realizada por organizaciones no gubernamentales”10. Ciertamente ser educador en una institución ofrece una ventaja, que es la de tener a disponibilidad la atención de un grupo predispuesto a prestar atención y a aprender, lo importante es, como educador, no dejarse simplemente absorber por el sistema.

Pero además hay que trabajar también fuera de las aulas, seamos o no profesores. Si en las escuelas ofrecen solamente educación técnica, apolítica y neutra ante la realidad, es nuestro deber como personas éticas politizar a las personas que nos rodean diariamente, hacerles ver que no podemos pasar por la vida con una postura neutra ante las injusticias, ante la miseria, ante las guerras, como humanos deshumanizados, hay que despertar al pueblo. Eso es parte fundamental de una buena educación, cuando se aprende a ser políticamente activos y críticos, es cuando pasamos de estar adiestrados a estar educados, a ser humanos y no máquinas programadas, y entonces podemos aplicar nuestros conocimientos técnicos o científicos de una manera justa, ética y humana.

Pero no sólo se enseña con palabras, como ya mencioné, no es suficiente escribir o hablar, hay que actuar. Citando nuevamente a Freire, “El mejor discurso sobre él es el ejercicio de su práctica”11, “las cualidades o virtudes son construidas por nosotros al imponernos el esfuerzo de disminuir la distancia que existe entre lo que decimos y lo que hacemos. Este esfuerzo, el de disminuir la distancia que hay entre el discurso y la práctica, es ya una de esas virtudes indispensables -la de la coherencia”12.

El mundo se está cayendo a grandes pedazos, y es por eso que no podemos permitir que que tal situación continúe. Los grupos de poder no nos van a dejar el camino libre para destruirles su paraíso, por lo que hay que derribar sus defensas sea como sea. No podemos resignarnos, la utopía de un mundo más justo e igualitario no es imposible. Qué importa que nos llamen «ilusos y utopistas», si como lo dijo ya Flores Magón, “es a los ilusos y a los utopistas de todos los tiempos a quienes debe su progreso la humanidad. Lo que se llama civilización ¿qué es sino el resultado del esfuerzo de los utopistas?”13.

Quedarnos de brazos cruzados, esperando a que tal vez algún día llegue un mesías salvador por la vial legar o electoral, y que éste reformará la educación, es un farsante discurso más de la reacción. Decir al pueblo que espere pacientemente a que las cosas cambien de esa manera es una ofensa, porque es lo mismo que decirles que no luchen por la justicia para que dejemos de ser tratados como mercancía. Obviamente el gobierno nunca nos va a decir en sus escuelas que luchemos contra él, nunca se va a reconocer públicamente como enemigo de sus súbditos. El discurso de siempre, y es como nos educan es el de ser pacientes, pasivos, conformistas. Y que si no estamos conformes con lo que tenemos, si no nos gusta el régimen, que esperemos las elecciones para cambiarlo, porque es la única manera. ¡Claro que no! Esa es la única manera pero de preservar más de lo mismo, un sistema totalmente hipócrita que no quiere perder su poder.

Por eso debemos empezar a educarnos desde abajo, por nuestra cuenta, apoyándonos con la gente que nos rodea y creciendo cada día junto a ellos, enseñándoles y aprendiéndoles. Eso es a lo que me refería al decir que hay que crear pequeñas infecciones al cuerpo político. Cuando se creen muchas, el cuerpo estará débil y será fácil de derribar, y el que emergerá estará educado, por lo que no permitirá que uno como el anterior se imponga.

1Educación y Filosofía, Perú, Fondo Editorial, 1995, p. 15.

2Ibídem, pp. 17-18.

3Medios de comunicación masivos o de masas (término también muy utilizado directamente en Inglés: mass media) son los medios de comunicación recibidos simultáneamente por una gran audiencia, equivalente al concepto sociológico de masas o al concepto comunicativo de público.

4Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, España, Planeta-De Agostini, 1993, p. 35.

5Enrique Dussel, Introducción a una filosofía de la liberación latinoamericana, México, Editorial Extemporáneos, 1977, p. 86.

6Augusto Salazar Bondy, ob. cit., nota 1, pp. 18-19.

7Paulo Freire, Pedagogía de la autonomía, Brazil, Siglo XXI, 1996, p. 52.

8Ibídem, pp. 53.

9Ibídem, p. 55.

10Ibídem, p. 96.

11Ibídem, p. 92.

12Ibídem, pp. 63-64.

13Ricardo Flores Magón, La revolución mexicana, México, Editores mexicanos unidos, 2001, pp. 15-16.

Los despreciados filósofos en el mundo antiguo, pero todavía en el mundo actual

17 diciembre, 2010

Los filósofos, amantes de la sabiduría y de la verdad, han sido desde su aparición en la Grecia clásica, despreciados, y en ocasiones hasta condenados por el hecho de ejercer una profesión de “locos”. Se han encargado desde su aparición de asuntos relacionados con las grandes preguntas de la humanidad. En sus inicios, la principal preocupación de los filósofos fue, explicar racionalmente el mundo, su formación y su conformación.

El primer filósofo fue Tales de Mileto (639 – 547 a.C.), y desde este primer hombre dedicado a la filosofía, el menosprecio hacia ellos ha sido evidente. Así lo cuentan algunas anécdotas: «se dice que una aguda y graciosa esclava tracia se burló de Tales, porque, mientras observaba las estrellas y miraba hacia arriba se cayó en un pozo; ávido por observar las cosas del cielo, le pasaban desapercibidas las que estaban detrás de él y delante de sus pies»1.

Y otra más dice que «cuando, por su pobreza, le reprochaban que la filosofía era inútil, tras haber observado por el estudio de los astros que iba a haber una gran producción de olivas, se procuró un pequeño capital, cuando aún era invierno, y que depositó fianzas por todas las presas de aceite de Mileto y Quíos, alquilándolas a bajo precio porque nadie licitó contra él. Cuando llegó el momento oportuno, al ser muchos los que a la vez y de repente las pedían, las iba alquilando al precio que quería y reunió mucho dinero, demostrando así que es fácil a los filósofos enriquecerse, si quieren, pero que no son las riquezas lo que les interesan»2.

Con estas anécdotas, podemos darnos cuenta de que primeramente los filósofos eran mal vistos porque en vez de estar atentos a las cosas que sucedían en la tierra, se preocupaban más por cómo o por qué sucedían tales cosas. Lo cual, para las personas normales, era una actividad improductiva y que además, al no estar atentos al mundo terrestre estaban más expuestos a pasar malos ratos por pasar desapercibidos de lo que había alrededor.

Con el paso del tiempo, la filosofía evolucionó y los filósofos comenzaron a hacerse otro tipo de preguntas. Surgieron nuevas dudas y campos de estudio de interés para la filosofía más relacionados con la humanidad que con la conformación del mundo. Temas relacionados con la justicia y el bien fueron las principales preocupaciones de los filósofos de la época socrática, de la cuál Sócrates (470 – 399 a. C.) fue el mayor exponente, y de quien tenemos albergado la mayor parte de su conocimiento en los diálogos platónicos.

Sócrates fue uno de esos filósofos condenados a muerte por las leyes atenienses. Sócrates fue un filósofo que utilizaba la dialéctica3 para tratar de conocer, de llegar a la sabiduría, a la verdad. Él acostumbraba ir en busca de los sabios de la polis4 para entablar conversaciones. Ponía en práctica el diálogo con políticos, sofistas, artesanos y con todo aquel considerado virtuoso o sabio en la polis ateniense.

Él fue acusado y le hacen «culpable, por corromper a los jóvenes, porque no cree en los dioses del Estado, y porque en lugar de éstos pone divinidades nuevas bajo el nombre de demonios»5. En realidad, Sócrates fue acusado porque a lo largo de sus entrevistas con los supuestos sabios de la polis, fue demostrándoles que en realidad no eran sabios y que su supuesta sabiduría era sólo doxa6. Así, haciéndoles ver que no eran sabios, demostrándoles sus equivocaciones fue haciéndolos de él, enemigos, fue creando rencor hacia él.

Sócrates fue pues un verdadero parresiastés. Y Es de hecho así como deben serlo todos los filósofos si lo que buscan y aman es la verdad y la sabiduría. «El parresiastés no sólo es sincero y dice lo que es su opinión, sino que su opinión es también la verdad. Dice lo que él sabe que es verdadero. La segunda característica de la parresía7 es, entonces, que hay siempre una coincidencia exacta entre creencia y verdad»8, así como la hay entre teoría y praxis9.

Según Michel Foucault, en su libro Discurso y verdad en la antigua Grecia, «alguien utiliza la parresía y merece consideración como parresiastés sólo si hay un riesgo o un peligro para él en decir la verdad (…) Cuando un filósofo se dirige a un soberano, a un tirano, y le dice que su tiranía es molesta y desagradable porque la tiranía es incompatible con la justicia, entonces el filósofo dice la verdad, cree que está diciendo la verdad y, más aún, también asume el riesgo»10.

Sócrates asumió el riesgo de generarse enemigos, y no simples enemigos, sino aquellos que eran los sabios y educadores de la polis, principalmente los sofistas, quienes bien sabía que podrían condenarlo. El parresiastés debe siempre decir la verdad, sin importar que esa verdad pueda resultar una ofensa para el interlocutor. Y aunque Sócrates sabía que sacar de la opinión a sus interlocutores era algo benéfico para ellos, ellos persuadidos por el coraje y enojo que les causaba Sócrates al desocultar su ignorancia, llegaron a odiarlo.

Los sofistas, en la antigua Grecia al parecer fueron los principales opositores de los filósofos. ¿quienes eran los sofistas? Eran los educadores del pueblo, el sofista «es el conocedor de las cosas sabias»11. Sin embargo, los filósofos como Sócrates se contraponen a los sofistas y su método, la retórica, como un método que persuade al pueblo. El mismo Georgias así lo afirma en el diálogo que lleva su nombre hablando así de la retórica: «(…) es el mayor bien; y les procura la libertad y, a la vez permite a cada uno dominar a los demás en su propia ciudad. (…) Ser capaz de persuadir, por medio de la palabra, a los jueces en el tribunal, a los consejeros en el Consejo, al pueblo en la Asamblea y en toda otra reunión en que se trate de asuntos públicos»12.

Es decir, los sofistas no perseguían la sabiduría ni buscaban la verdad, simplemente trataban de persuadir para dominar y para ganar dinero. Entonces, aparentemente eran maestros de sabiduría, mientras que los filósofos por otro lado son, amantes de la sabiduría y de la verdad. Es por eso que unos con otros aparecían en constantes discusiones durante la Grecia antigua.

La actividad filosófica no es una actividad que busque la riqueza para quién a ella se dedica. Los filósofos se dedican a tal actividad por el hecho de que aman la sabiduría, sin embargo, no se procuran de ella para vivir con comodidades y lujos. Como ya lo mencioné anteriormente, los filósofos también eran despreciados por dedicarse a una actividad aparentemente improductiva. Así, los sofistas también tachaban a los filósofos de conformistas, pero también los tachan de inútiles, pues al parecer la filosofía busca la verdad, pero nunca la encuentra. Para los sofistas pues, la filosofía es como un juego que ayuda a pensar, que complementa la educación, pero éste es un juego propio de la niñez, pues los niños justamente no tienen obligaciones y pueden libremente entretenerse con la filosofía; pero cuando se llega a la edad adulta, uno ya no debe dedicarse a la filosofía, pues ya se tienen obligaciones y responsabilidades respecto a la polis y éstas se deben cumplir realizando alguna actividad productiva.

En el libro seis de La República de Platón, el Sócrates platónico que dialoga aquí se enfrenta con la situación de demostrar porque razón los filósofos son despreciados. Según el texto, los filósofos son como los enamorados respecto al objeto de su amor, pues aman todo lo que afecta a tal instancia. Al mismo tiempo, le tienen pánico a la mentira, pues la mentira es contraria a su objeto amado, a la verdad. Según Sócrates, estos hombres (los filósofos), virtuosos y amantes de la verdad y sabiduría, son quienes deberán gobernar en la república y con su argumentación convence. Pero al tomar Adimanto la palabra le dice: «Sócrates, nadie puede negarte la verdad de lo que acabas de decir, pero esto es lo que siempre sucede a quienes conversan contigo. Piensan que porque no conocen el arte de preguntar y responder, poco a poco son conducidos al error por medio de una serie de preguntas cuyas consecuencias no ven de inmediato, pero que ligadas las unas a las otras, terminan por creer exactamente en todo lo contrario que habían creído en un principio. (…) es imposible oponer algo a tus preguntas en particular, pero si la cosa en sí se examina, podemos ver que quienes se dedican a la filosofía, no sólo los que lo hacen en su juventud para completar su educación, sino los que envejecen en ese estudio, son en su mayoría extraños y miserables, por no decir algo peor, y en cambio los más capaces se vuelven inútiles para la sociedad por haberse dedicado a este estudio que tanto elogias»13

Sócrates, para demostrar la utilidad de los filósofos en la sociedad, responde haciendo una comparación: «Imagínate al capitán de una nave (…) Más grande y más fuerte que el resto de la tripulación, pero algo sordo, miope y con poco conocimiento del arte de la navegación; además, los marineros se disputan el timón, sin que ninguno de ellos posea conocimientos náuticos (…) argumentando que es una ciencia que no puede aprenderse (…) Los excluidos matan y arrojan al mar a los que han sido elegidos, después emborrachan al capitán y le causan sueño (…) Se adueñan del navío, se echan sobre las provisiones, comen y beben en exceso, y dirigen la embarcación como sólo tales individuos podrían hacerlo (…) Por otra parte, no saben lo que es un piloto y que para serlo, deben conocer con exactitud el clima, las estaciones, el cielo, los astros, los vientos y todo lo relacionado con este arte; y en cuanto al talento de dirigir una nave, la tripulación se oponga o no, no creen posible unir a él los conocimientos del pilotaje. ¿Qué idea consideras que se tiene, en estas naves, sobre el verdadero piloto? Los marineros que yo describo, ¿no le tendrán como hombre inútil y visionario que pierde su tiempo contemplando los astros? (…) No creo que sea necesario demostrarte que este cuadro es la imagen fiel del trato que reciben los verdaderos filósofos en los Estados»14

Siendo así, concluyo haciendo una observación resumida y generalizada de todos los puntos descritos en el documento. Los filósofos son personas amantes de la sabiduría y de la verdad. Ellos son verdaderos parresiastés, es decir, tienen coherencia entre su teoría y praxis, al igual que tienen concordnacia entre su doxa y episteme15, y que encima de todo asumen un riesgo al comportarse, decir y actuar como tal. Amantes del conocimiento y enemigos de la mentira pues, son los filósofos, y éstos, se han ganado el desprecio o menosprecio, y condena de la sociedad por ser aparentemente inútiles, por no realizar actividades productivas y por pasarse la vida jugando a encontrar una verdad que nunca encontrarán. Además, al ser sinceros en su búsqueda de la verdad, se ven en la necesidad de decir a sus interlocutores lo que ellos creen que es la verdad, y en muchas ocasiones, a la gente no le gusta escuchar sus verdades, más aún, muchos se sienten ofendidos. Al sentirse ofendidos, toman enemistad hacia quien les ha hecho ver esa verdad que no querían ver y los condenan.

Sin embargo, como nos hace ver Platón en el libro seis de La República, con la comparación de la sociedad con la embarcación, los filósofos tienen la fórmula para hacer andar la sociedad correctamente, pues ellos se dedican a observar el mundo, a indagar por los problemas de la sociedad, a tratar de descubrir por qué y cómo son las cosas. Es decir, racionalizan el mundo, lo estudian, y gracias a ese estudio encuentran soluciones para mejorarlo; sin embargo, por ignorancia será que el resto de la sociedad ve esta actividad de analizar el mundo como una actividad inútil, pues no ven productividad alguna en analizar, y digo que es ignorancia porque por lógica y racionalidad debemos tener en cuenta que, para solucionar algo, primeramente debemos buscar la raíz del problema, es decir, analizar el problema. Peor aún es para los tiranos o gobiernos totalitarios la actividad de los filósofos, pues en su caso, son los filósofos quienes pueden poner en duda el funcionamiento de su gobierno, con lo cual, se arriesga su poder y riqueza, por lo cual, tienen una constante guerra contra los filósofos.

Bien puedo citar aquí palabras de Mary Midgley en su obra Delfines, Sexo y Utopías, en donde compara a la filosofía con el oficio de la fontanería. Dice: « Los he comparado en varias ocasiones con la pretensión de subrayar la idea de que filosofar no sólo es algo sublime, elegante y difícil, sino también necesario. (…) La fontanería y la filosofía son actividades que surgen debido a que culturas complejas como las nuestras cuentan, bajo su superficie, con un sistema bastante intrincado que por regla general pasa inadvertido, pero que aveces no funciona adecuadamente. En ambos casos, esto puede tener graves consecuencias. Cada sistema satisface necesidades vitales de quienes viven por encima de él. Resulta difícil arreglarlos cuando fallan, ya que ninguno de los dos se diseñó conscientemente para operar como un todo. (…) Cuando aparece algún problema, se precisa una técnica especializada, si es que se pretende tener alguna esperanza de localizarlo y corregirlo. Aquí, sin embargo, nos topamos con la primera diferencia acusada entre los dos casos. En lo tocante a la fontanería, todo el mundo acepta la necesidad de especialistas cualificados. En materia de filosofía son muchos los que no sólo ponen en duda esta necesidad, sino que a menudo se muestran escépticos sobre la propia existencia de un sistema subterráneo. Cuando los conceptos con los que vivimos funcionan mal no suelen gotear ruidosamente desde el techo ni inundar el suelo de la cocina. Sólo distorsionan y obstruyen silenciosamente nuestro pensamiento. A menudo no somos conscientes de este oscuro mal funcionamiento en la misma medida en que lo somos del malestar producido por un continuo mal olor o un resfriado que avanza lentamente. Claro que podemos quejarnos de que la vida nos va mal, de que nuestras acciones y relaciones no marchan como queremos. Pero puede resultar muy difícil darse cuenta de por qué ocurre, o qué hacer al respecto. Nos es más fácil buscar el origen del problema fuera de nosotros mismos. (…) Nuestra atención se dirige de forma natural hacia afuera, hacia los defectos del mundo que nos rodea. Darle la vuelta al pensamiento para poder observase a sí mismo críticamente es bastante difícil. Esta es la razón por la que, en cualquier cultura la filosofía ha tenido un desarrollo relativamente tardío»16.

La filosofía, la compara Platón con el arte de navegar y la compara Midgley con el oficio de la fontanería. En ambos caos se cree que la filosofía no es necesaria, pues para resolver problemas se evita la situación de analizarlos, en cambio, simplemente nos dejamos llevar por la situación, buscamos culpables en vez de buscar soluciones y así, el problema va creciendo hasta que todo se derrumba.

En la actualidad, los filósofos siguen siendo menospreciados, tachados de inútiles y miserables. El mundo de hoy es un caos, las personas viven cómodamente en el mundo capitalista, pero esa vida cómoda que llevan acarrea ciertas consecuencias que la gente común no quiere ver, o como Midgley lo dice, buscan al culpable en el exterior. Hace falta en la población ese sentido crítico que la filosofía proporciona, pero como la filosofía es una actividad “inútil e improductiva”, nadie quiere practicarla y de hecho, hay una guerra en la que intentan desaparecerla de la educación. Así, la raíz de los problemas sigue pasando desapercibida y hay pocos filósofos que los analicen, y a quien los analiza, nadie los quiere escuchar o en el peor de los casos, quieren silenciarlos.

Así, desde el mundo antiguo en que nació la filosofía hasta el día de hoy, los practicantes de esta “profesión de locos”, han sido y son despreciados y condenados, a pesar de que su único delito sea, procurar el bien para todos, la virtud y la verdad.

1Los filósofos presocráticos, G. S. Kirk, J. E. Raven Y M. Schofield, Pag. 91

2Los filósofos presocráticos, G. S. Kirk, J. E. Raven Y M. Schofield, Pag. 92

3En la epistemología platónica es el proceso o método de conocimiento que nos va a garantizar el conocimiento absoluto de las ideas supremas. Está basado en el diálogo de preguntas cortas y respuestas cortas.

4La denominación dada a las ciudades estado de la antigua Grecia.

5Apología de Sócrates, Platón, Pag. 16

6Doxa (δόξα) es una palabra griega que se suele traducir por ‘opinión’.

7Traducida normalmente al castellano por «franqueza».

8Discurso y verdad en la antigua grecia, Michel Foucault, Pag. 39

9Praxis es el proceso por el cual una teoría o lección se convierte en parte de la experiencia vivida. Es decir, llevar a la práctica la teoría.

10Discurso y verdad en la antigua grecia, Michel Foucault, Pags. 41, 42

11Protágoras, Platón, Pag. 509.

12Gorgias, Platón, Pag 32.

13La república, Platón, Pag. 224.

14La república, Platón, Pag. 226

15Ciencia. Algo pasa de ser doxa a episteme cuando está rigurosamente argumentado.

16Delfines, Sexo y utopías, Mary Midgley, Pags. 13, 14.

Bibliografía:

  • Platón, Apología de Sócrates, Editorial Concepto S.A., México, D.F., 1985.
  • G. S. Kirk, J. E. Raven Y M. Schofield, Los filósofos presocráticos, Editorial Gredos.
  • Platón, Protágoras, Editorial Gredos.
  • Platón, Gorgias, Editorial Gredos.
  • Platón, La República, Grupo Editorial Tomo, S. A. De C. V., México D. F. 2008.
  • Foucault ,Michel, Discurso y verdad en la antigua grecia, Paidós, Buenos Aires, 2004.
  • Midgley, Mary, Delfines, sexo y utopías, Fondo de cultura económica, Gráficas Palermo, Madrid, 2002.

La estética de Kant

13 diciembre, 2010

Immanuel Kant (1724-1804), nació en Königsberg, es considerado uno de los filósofos más importantes de la modernidad y es un gran representante del idealismo alemán. Se formó en un hogar pietista, la cual es una tradición religiosa que mucho sintoniza con la teoría de la sensibilidad1, por lo cual, se guía en gran medida por esta teoría y por su puesto, por los pensamientos e ideas surgidas en la ilustración. Kant afirmaba que las sensaciones agradables o desagradables se suscitan más gracias a la sensibilidad particular de cada hombre que a las condiciones externas, porque cada hombre sólo es feliz al satisfacer lo que sus propias sensaciones le piden.

¿Qué es lo bello para Kant? Para resolverlo, Kant se refiere a la representación, no tratando de entender al objeto para conocerlo, sino utilizando la imaginación respecto al sentimiento de placer o dolor. Su juicio pues, no es lógico, es estético, entendiendo que su base determinante no puede ser más que subjetiva. Es decir, se debe tener conciencia de la representación del objeto, y unirla a la sensación de satisfacción, para lo cual, no hace falta el conocimiento del tal objeto2.

Tal satisfacción debe ser desinteresada, definiendo como interés, el deseo de la existencia del objeto. Durante la Ilustración, autores como Hume redujeron la belleza a la utilidad y al interés, es decir, relacionaban la belleza con todo lo que a su propietario podía causarle placer. Era pues mero interés a la posesión3. Kant es uno de los autores que se contraponen a este interés estético. Cuando se quiere determinar si algo es bello, no se requiere darle importancia a su existencia, sino a la contemplación que le damos y la satisfacción que nos causa tal contemplación. Por tanto, para determinar si algo es bello debe bastar con saber si la mera representación del objeto va acompañada en quien contempla de satisfacción, aun si le es completamente indiferente la existencia del objeto representado. Esto, según Kant, porque cuando se mezcla el interés, el juicio es parcial y no un juicio del gusto.

Por la misma situación, Kant diferencia lo bello de lo agradable y de lo bueno. Definiendo como agradable a lo que place a los sentidos en la sensación. Cuando un objeto es declarado agradable, expresa un interés mediante la sensación. La satisfacción proporcionada por lo agradable presupone entonces, la relación de su existencia con la afectación que pueda dar a quién le agrada4. Es decir, lo agradable agrada por interés, y como lo bello no es bello por interés, para Kant lo agradable, no es lo bello.

Respecto a lo bueno, Kant lo define como, lo que por medio de la razón y por el simple concepto, place. Se puede decir que es útil o bueno para algo cuando place como medio, y bueno en sí cuando place en sí mismo; pero en ambos casos hay un fin o un interés. Por lo tanto, tampoco lo bueno es lo bello5. Para definir si algo es bueno se debe tener un conocimiento del objeto, y como ya se mencionó anteriormente, lo bello no requiere tal conocimiento.

Entonces, tanto lo bueno como lo agradable se relacionan con el interés y el deseo. Es decir, no sólo la representación del objeto genera placer, sino también la existencia de éste, mientras que en el juicio de lo bello sólo importa la contemplación, y si el objeto representado existe o no, no importa porque aún así sigue satisfaciendo. Llámese pues agradable a lo que deleita inmediatamente, es decir, que no requiere de reflexión sino solamente de la sensación; bello a lo que place, y que depende de la reflexión sobre la contemplación de la representación del objeto; y bueno a lo que es aprobado, es decir, que también requiere de reflexión, pero una reflexión dirigida a la utilidad. Entonces, Kant concluye de estas tres formas de satisfacción, que la del gusto en lo bello es la única satisfacción libre. Pues de la inclinación en lo agradable, la complacencia en lo bello y la estimación en lo bueno, la complacencia es la única desinteresada.

Pero también hay que distinguir lo bello de otra categoría estética, lo sublime, el cual, al igual que lo bello, genera satisfacción desinteresada en quien lo contempla, y ambas son, placeres originados por el juicio del gusto que pronuncia Kant. Lo sublime suele representar cosas grandiosas, impresionantes o conmovedoras de la naturaleza, en casos unidas al terror, a lo noble o a la magnificencia. Es decir, lo sublime place, pero tal placer lo transmite infestado de asombro y respeto. Ejemplos de representaciones sublimes son: La muerte, la noche, el tártaro, entre otros. Lo sublime puede acompañar al placer de cierto terror o melancolía; en algunos casos, meramente de un asombro tranquilo, y en otros, un sentimiento de belleza extendido sobre una disposición general sublime6.

Lo bello por otro lado, en vez de conmover, encanta. A diferencia de lo sublime que es siempre grande, lo bello puede ser pequeño y aún así, complacer. El día es un ejemplo de representación bella, el cuerpo de una mujer, las hermosas flores, todos agradan de una manera bella que se diferencia mucho de la satisfacción obtenida por las representaciones sublimes asombrosas.

Ambos conceptos, bello y sublime, requieren del desinterés para poder diferenciarse lo de agradable y de lo bueno, y son para Kant, las dos categorías estéticas que requieren para satisfacer, simplemente de la contemplación y no del objeto representado. Cuando tal satisfacción en la contemplación se consigue de una manera subjetiva y desinteresada, se puede decir que es un juicio estético del gusto.

Sin embargo, hay claras criticas a la estética kantiana, a la subjetividad y al desinterés. Según Theodor W. Adorno, el desinterés a la obra de arte le aleja del efecto inmediato que la satisfacción quiere conservar, lo cual prepara la quiebra de la supremacía de esa satisfacción. Dice que, al desinterés propio del arte tiene que acompañarle la sombra del interés más salvaje7. Y en esta situación, estoy de acuerdo con Adorno, ya que, cómo podría complacernos una obra de arte por la cual mostramos desinterés. En todo caso tendríamos que mostrar un cierto interés por ella (a lo que Adorno llama el interés más salvaje), para hacer esa reflexión de la que habla Kant y conseguir así la satisfacción obtenida por la contemplación de la representación del objeto. De otro modo, dice Adorno que el desinterés puede convertirse en indiferencia.

En este caso, la obra de arte debe quedar sometida a un cierto tipo de interés si requiere la contemplación. De lo contrario, todos pasaríamos por alto las obras u objetos bellos y no podríamos satisfacernos con su belleza. Lo cual Kant niega con el concepto de libertad y autonomía de las obras de arte en lo que no sea propio del sujeto. Así, deja al arte desposeído de todo contenido y en su lugar coloca la simple satisfacción. Entonces, Adorno define la estética kantiana como placer castrado8. A entender entonces, Adorno difiere de la estética de Kant por subjetiva y lo que hace con el juicio del gusto en asentar su universalidad9.

Tal universalidad se da porque, «el que juzga, siendo completamente libre, con relación a la satisfacción que dedica al objeto, no puede juzgar un objeto de bello diciendo que “es bello para mí”. Pues no puede llamarlo bello si sólo a él le place. A diferencia de lo agradable que si puede decir “esto me agrada a mí” y de lo bueno que puede decir “esto me sirve a mí”, con lo bello no se puede juzgar así.»10. Es decir, hay cosas que pueden ser útiles o agradables para cierto individuo, sin necesidad de que lo sean para otro; sin embargo, con lo bello, se requiere que lo que causa satisfacción a uno, lo cause también en los demás. Se refiere tal universalidad entonces a que la belleza es una propiedad de las cosas.

Pero esta belleza como propiedad de los objetos también tiene sus antítesis. Hume, por ejemplo dice que la belleza no es una cualidad de las cosas, sino que «existe solamente en la mente que la contempla, y cada mente percibe una belleza diferente.» Por otro lado Burke señala que es una cuestión de grados, teniendo en cuenta factores tales como la sensibilidad natural o capacidad de nuestros órganos, la experiencia, la observación, etc.11

Bajo esta situación, no estoy de acuerdo con Kant en que el gusto es universal, ni con Hume que dice que la belleza no es una propiedad de las cosas. Pues me parece que la belleza sí es una propiedad de las cosas, y que es ésta es la universal, mas no el gusto. El gusto es el tipo de cosa que es individual, pues cada persona, respecto a su formación y educación tendrá gustos diferentes. Pero las cosas que son bellas realmente, nada ni nadie les quita el encanto. Las cosas bellas, tienen la belleza como una propiedad; sin embargo, aun conteniendo tal belleza, habrá quienes su gusto difiera de tal. Igualmente hay cosas sin belleza, las cuales seguramente habrá a quienes les gusten a pesar de que en la existencia del objeto representado no haya interés alguno; pero no porque a cierto individuo le guste será necesario que la representación sea bella, y que el resto de los individuos se adhieran a tal gusto.

Siendo así, no es posible igualar el gusto con la belleza. Pues de hecho, habrá quienes tengan cierto gusto por objetos que de bellos nada tengan. Y tampoco me refiero a lo agradable, pues, ciertamente puede haber alguien que simplemente disfrute de contemplar la representación de algo que no sea bello. Es decir, concuerdo con Kant en que la belleza es una propiedad de las cosas; pero las cosas que contienen esta propiedad, no siempre les va a gustar a todos, y quienes logran apreciar y encontrar tal belleza, será precisamente por la razón que enuncia Kant, por una reflexión sobre la representación del objeto; pero tal reflexión, para poder llevar al gusto y a la satisfacción, requerirá que el sujeto que contempla tenga cierta educación que le ayude a reconocer la belleza de tal representación.

El juicio del gusto, según Kant, exige una universalidad subjetiva o aprobación de todos, no es un juicio de conocimiento, sino de placer o dolor, en un objeto dado, es decir, pretende una finalidad subjetiva que valga comúnmente para todos y que no se debe fundar en concepto alguno de la cosa12. Pero si tal aprobación, se exige de todos, al ser exigida, no significa que todos estén dispuestos a tal aprobación, por mas que la representación sea realmente bella y plazca a la gran mayoría, seguramente habrá alguien, pocos o muchos, a quienes tal representación no plazca ni cause satisfacción alguna.

Dice Kant que el juicio del gusto, no es un juicio de conocimiento. Y así es, siempre y cuando, tal conocimiento se refiera al concepto u objeto representado. No Requerimos conocerlo para hacer un juicio estético si el único fin es obtener placer de la contemplación. Su origen o contenido, no importa, lo que importa es la satisfacción obtenida. Pero como ya mencioné antes, no todos podemos encontrar tal satisfacción en los mismos objetos, porque no todos tenemos el mismo juicio sobre el gusto; éste, cada quien lo tendrá desarrollado de diferente manera, según su educación.

Esto da a entender que, para decidir si alguna representación nos gusta requerimos de un juicio a priori. Es decir, no hace falta tener una experiencia o una formación estética. Para lo que sí requerimos tal formación es entonces, para decidir si algo es bello o no lo es. Esto sí requeriría de una reflexión y hasta de una experiencia para juzgar. Por tanto, el juicio para definir la belleza sería un juicio a posteriori.

El mismo Kant dice en una de sus características para el juicio del gusto, «cuando alguien no encuentra bello un edificio, una perspectiva, una poesía, no se deja imponer interiormente la aprobación por cien votos que la aprecian altamente. Puede, es cierto, presentarse, como si ello le pluguiese, para no pasar por persona sin gusto (…) pero ve claro, sin embargo, que la aprobación de otros no proporciona prueba alguna valedera para el juicio de la belleza, y que el hecho de que otros observen y vean por él, y lo que muchos hayan visto de una misma manera, puede servir, es cierto, para que crea haberlo visto de otro modo (…) El juicio de otros, cuando nos es desfavorable, puede, desde luego, con razón, hacernos pensar, considerando el nuestro, pero no puede nunca convencernos de la incorrección de éste. Así, no hay base alguna empírica de prueba para forzar el juicio de gusto de alguien.»13

En la actualidad veo que, “el gusto” de un individuo sí puede ser influenciado por lo que sucede en su entorno. Pues se ve claramente en la sociedad que cuando algo se pone de “moda”, basta que a algunos les guste para que contagien a los demás y así, todos quieran adherirse a ese “gusto común” del cual la gran mayoría son miembros o simplemente como dice Kant, para no pasar por persona sin gusto. Pero realmente eso no es un juicio del gusto, más bien parece una manera con la cual muchos buscan integrarse en un circulo social simplemente imitando el gusto de las mayorías. Esto entonces, no es gusto sino imitación. Por lo cual, tal y como dice Kant, el juicio del gusto sigue siendo meramente subjetivo.

Entonces, la idea del juicio de gusto para Kant es sólo una creencia, la cual consiste en una validez subjetiva, y ésta pretende extenderse a todo el mundo como si el juicio fuera objetivo. Es decir, el que contempla y gusta de algo, pretende universalizar su gusto tratando adherir a todos a su juicio, el cual, aunque no ha pasado por prueba alguna para sustentar su belleza, el sujeto pretende hacer sustentar que sí lo ha hecho y que tal prueba ha sido superada. Es decir, pretende hacer de su juicio subjetivo algo objetivo.

El juicio del gusto no es determinado por objetos, sino que se funda solamente en la condición formal subjetiva de un juicio en general. La condición subjetiva de todos los juicios es la facultad misma de juzgar14. Esto en palabras del mismo Kant. Por tanto, el juicio del gusto para Kant es subjetivo.

Pero Adorno, en la crítica del concepto kantiano de objetividad, entiende el agrado kantiano como una unidad de su misma estética que es exterior a la obra de arte15. «Para Adorno la obra de arte tiene entidad por sí misma, que su ser (estético) no deriva meramente de su adecuación a la subjetividad, sino que, antes bien, la trasciende, y que, por tanto, posee alguna forma de “objetividad”»16.

Con todo esto, me queda concluir que Kant aportó e hizo buenas observaciones estéticas. Distingue acertadamente el juicio del gusto de lo que sería lo bueno y lo agradable, sustentando como éstas categorías mantienen un cierto interés en la existencia de los objetos representados, y hace una buena distinción también en su obra de Observaciones sobre lo bello y lo sublime sobre tales categorías estéticas que, siendo ambas desinteresadas, una inspira en su satisfacción cierto respeto, es decir, conmueve y la otra simplemente encanta. Concuerdo con Kant en que la belleza es una propiedad de las cosas, pues justamente, si algo es bello, lo será a pesar de que haya juicios que lo desacrediten; sin embargo difiero con Kant en que el gusto sea universal, pues como lo expresé en el cuerpo del documento, creo que el juicio del gusto requiere de cierta formación estética para poder descubrir belleza en alguna representación bella. Quien no tenga tal formación, seguramente le parecerá bella cualquier cosa, lo sea o no, y ese será su gusto, personal y subjetivo, del cual habrá más de uno que difiera, pero no por eso, él cambiará de gusto, a menos que ciertas condiciones sociales así lo conduzcan, pero en este caso ya no sería un juicio del gusto, sino simple imitación.

1Simón Marchán Fix, La estética en la cultura moderna, pag. 23

2Immanuel Kant, La crítica del juicio, pags. 251,252

3Simón Marchán Fix, La estética en la cultura moderna, pags. 33, 34

4Immanuel Kant, La crítica del juicio, pag. 254

5Immanuel Kant, La crítica del juicio, pag. 255

6Immanuel Kant, Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime, Pag. 164

7Th. W. Adorno, Teoría Estética, Pags. 33, 35

8Th. W. Adorno, Teoría Estética, Pag. 35

9La verdad está en juego, Berta M. Pérez, Pag. 249

10Immanuel Kant, La crítica del juicio, pags. 258, 259

11Simón Marchán Fix, La estética en la cultura moderna, pag. 31

12Immanuel Kant, La crítica del juicio, pag. 320

13Immanuel Kant, La crítica del juicio, pags. 323, 324

14Immanuel Kant, La crítica del juicio, pag. 226

15Th. W. Adorno, Teoría Estética, Pag. 275

16La verdad está en juego, Berta M. Pérez, Pag. 255

Bilbiografía:

  • Marchán Fiz, Simón, La estética en la cultura moderna, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2000.
  • Kant, Immanuel, Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime, Editorial Porrua, S. A. De C. V., México, D.F., 2003.
  • W. Adorno, Theodor , Teoría Estética, Ediciones Akal, Madrid, 2004.
  • M. Pérez, Berta, La verdad está en juego, Facultad de filosofía, Universidad de Valencia, 2009.
  • Kant, Immanuel, Crítica del juicio, Editorial Porrua, S. A. De C. V., México, D.F., 2003.

Citas de Bertrand Russell

5 septiembre, 2010

«El patriotismo es la disposición de matar  y dejarse matar por razones triviales»

«El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas»

«De un modo general, las mujeres tienden a amar a los hombres por su carácter, mientras que los hombres tienden a amar a las mujeres por su aspecto. No estoy, sin embargo, convencido de que sea más fácil adquirir un buen carácter que un buen aspecto, pero es cierto que las mujeres se esfuerzan más para ser bellas que los hombres para adquirir un buen carácter.»

«La humanidad tiene una moral doble: una que predica y no practica, y otra que practica y no predica.»

«La libertad es algo maravilloso, pero no cuando hay que pagar por ella el precio de la soledad.»

«La religión se basa, a mi juicio, primordial y principalmente en el miedo. En parte es terror a lo desconocido y, en parte, deseo de sentir que se tiene una especie de hermano mayor que estará junto a uno en todas las aflicciones y disputas.»

«Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos  por hacer imposible lo posible».

«Muchas personas preferirían morirse antes que pensar; en realidad eso es lo que hacen.»

«Nadie debería creerse perfecto, ni preocuparse demasiado por el hecho de no serlo.»

«Observo que una gran parte de la especie humana no cree en Dios y no sufre por ello ningún castigo visible. Y si hubiera un Dios, me parece muy improbable que tuviera una vanidad tan enfermiza como para sentirse ofendido por quienes dudan de su existencia.»

«Para llevar una vida feliz es esencial una cierta capacidad de tolerancia al aburrimiento. La vida de los grandes hombres sólo ha sido emocionante durante unos pocos minutos trascendentales. Una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de hombres de escasa valía.»

«¿Para qué repetir los errores antiguos habiendo tantos errores nuevos que cometer?»

«Por lo que a mí respecta, creo que los principios teóricos del comunismo son falsos, y pienso que la práctica de sus máximas aumenta inconmensurablemente la miseria humana.»

«Temer al amor es temer a la vida, y los que temen a la vida ya están medio muertos».

«Tres pasiones, simples pero abrumadoramente fuertes, han gobernado mi vida: el anhelo de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad.»

«Uno de los defectos de la educación superior moderna es que hace demasiado énfasis en el aprendizaje de ciertas especialidades, y demasiado poco en un ensanchamiento de la mente y el corazón por medio de un análisis imparcial del mundo.»

«El ser capaz de llenar el ocio de una manera inteligente es el último resultado de la civilización.»

Ensayo del Libro: El año mil de Georges Duby

2 mayo, 2010

Una nueva y diferente visión de un momento crucial de la historia

Primera parte

Georges Duby, en el año mil, hace un recuento de los temores que enfrentaba la sociedad que vive alrededor del año mil, aproximadamente entre el 980 y el 1040. En este tiempo gran parte de los fenómenos naturales y sobrenaturales que ocurrían eran de causas desconocidas y aunque hoy, muchas cosas las podemos entender, los pobladores de aquellos tiempos les daban explicaciones por decirlo de algún modo, fanáticas.

Actualmente podemos observar aun, pensamientos de este tipo, pues es tan simple regresarse unos años al siglo XX, en donde mucha gente tenía la creencia de que en el año dos mil llegaría el fin del mundo . Y sólo porque el año tres mil está muy lejos, si no, seguramente lo mismo se creería. Y pues es justo lo que pensaban los que vivían aquellos años, que en el milenario el mundo llegaría inevitablemente a su fin, y con ese pretexto daban ciertas explicaciones a las cosas que acontecían. Pareciera que la humanidad tiene una especial desconfianza en el milenario.

Todas estas creencias me parece que se relacionan casi sin excepción con la cuestión religiosa. De hecho, creo que precisamente por la religión es que se llegaban a tener esas posiciones.

La historia se guarda en la memoria de la humanidad principalmente a través de escritos y de relatos, hechos básicamente por intelectuales. En aquellos tiempos casi los únicos intelectuales que había eran los religiosos, quienes escribían historia de una manera orientada como es de suponerse, a la religión. Claro está que los textos no son la única manera de reconstruir la historia, aunque si la más común. Áreas como la arqueología, juegan un papel importante también para la composición de estos rompecabezas.

Así, al tener como principales escritores a los dirigentes de la religión, obviamente los lugares de enseñanza para quienes querían ser intelectuales era precisamente en los monasterios, en donde los dirigentes, instruían a los nuevos intelectuales a su modo y bajo sus creencias.

Me parece que justamente por este hecho es que la población tenía tantos miedos, los cuales de algún modo debían enfrentar.

Si los intelectuales eran obispos y sus enseñanzas estaban orientadas a la religión, es obvio que la enseñanza implicaba también la oración y el amor a su Dios y por su puesto, castigos a quien desobedeciera la palabra del “creador”. A raíz creer que castigos como un infiernos y cosas por el estilo, se tuvieron que haber creado también los pecados por los cuales se aplicaban los castigos. De ahí me parece que nacieron todos esos temores de que, por el mal comportamiento de la humanidad el mundo iba a terminarse.

Para llegar a tener estos miedos claro está, alguna explicación debía haber. Hechos como apariciones anormales, visiones o sueños con los cuales algunos creían ver el futuro o descifrar algún enigma. Había quienes creían encontrarse en algunas de esas visiones a personajes sobrenaturales quienes les advertían o traían algún mensaje para la humanidad.

Pero todo esto, ¿por qué podría suceder? ¿De dónde lograban algunos humanos encontrarse con tales personajes? La respuesta es tan sencilla, la misma razón por la que se cree en tales seres, las enseñanzas y amenazas de la religión. Dios es un ser fuera de lo normal, y si es obligación creer en él, ¿por qué no creer también en otros seres fuera de lo normal?. Así se divulgan las creencias populares, la mayoría de las veces creo yo, que se transforman y se van creando nuevos horrores.

Así, como la religión condenaba (y lo sigue haciendo) a quienes se atrevían a poner en duda “la palabra del creador”, nadie podía buscar explicaciones distintas a lo que los intelectuales obispos sostenían. Y aunque había quienes aun así tenían diferentes teorías, escucharlas para la población también era acto condenable. De esta forma la sociedad estaba encerrada y dispuesta a la dictadura de la iglesia por lo que me parece, no le quedaba otra opción que aceptar la existencia de esos seres superiores o poderosos que habitaban en una dimensión diferente a la del mundo de los mortales.

Aun con la constantes amenazas, la población pecaba, y bajo la condena era normal que temieran al castigo, era normal que creyeran que el fin estaba cerca.

Esto demuestra que, la religión, por más que lo ha intentado y sigue intentando, mantener hasta cierto punto controlada a la población bajo esa dictadura que imponen, nunca lo han podido lograr y lo único que consiguen es crear temores a castigos inciertos por parte de seres igualmente inciertos, pero ante la duda y la ignorancia todo termina en la aceptación.

Como lo diferente era condenado, era lógico que todos entonces creyeran que instruirse de manera diferente era incorrecto y de resultado defectuoso. Además de que todos querían conocer a su creador. Me pareció muy interesante el análisis del libro acerca de como en aquellos tiempos conocer al creador era indispensable. Pues tener este “conocimiento” era muestra de sabiduría y educación, mientras quienes desconocían a Dios eran desventurados, y nadie quería ser desventurado. Y para conocer a Dios, primero, hay que ponerlo ante todo, por lo tanto a todo acontecimiento de dudable explicación se le daba el crédito de obra del creador. Todo tenía que girar en torno a Dios, la vida propia así debía pasar.

Pero no todo es castigo en la religión. También existen recompensas para quienes bien obran y ponen siempre ante todo a su Dios. La eternidad en el reino de Dios el la mayor de estas recompensas. La iglesia se ha encargado también de crear esta conexión. El que en vida se comporta bajo la santa dictadura del creador, pasara al fin a una nueva vida que será eterna. Es una de las características del cristianismo, por más que uno sufra aquí en la tierra, si lo soporta sin desobediencia será recompensado al final de su vida con esa eternidad sin preocupaciones. Es una de las principales razones que ofrecía el cristianismo, y con la que logró que gran cantidad de fieles adoptaran la religión, como logró a la vez oficializarse.

Como se creó esta conexión entre los vivos y los muertos, muchas veces eran los mismos muertos a quienes se había conocido en vida, quienes se les aparecían y traían mensajes a los vivos. Pero de alguna manera, estas apariciones no eran muy apreciadas por la población, pues al parecer eran un mal presagio para quien las vivía más que para la creación en sí.

Había otra forma de creer en sucesos maravillosos. Adorar a personas y objetos sagrados se convirtió también en símbolo de prosperidad y salud. Los milagros se convirtieron en acontecimientos generados también gracias a poder ver o tocar a esas personas u objetos sagrados, que de alguna manera se relacionaban o tenían conexión con la divinidad de Dios. Entre más milagros ocurrían, la creencia se afirmaba cada vez con más fuerza, hasta llegar al punto del fanatismo por completo. Como se le daba crédito a cierto tipo de objetos, de milagrosos, muchos trataban de engañar, ofreciendo a la venta ciertas cosas corrientes disfrazadas de objetos sagrados con el fin de lucrar con los milagros que ocurrían. Y aunque por momentos la gente no se dejaba engañar por estas situaciones, me parece que, las ansias de sentirse protegidos llevaba a muchos a aceptar reliquias como su objeto milagroso y los adquirían a pesar de todo para su “protección”. Estas reliquias consistían normalmente en figuras de santos o personajes divinos.

Hasta la fecha, la religión católica sigue usando imágenes, figuras, estatuas, entre otras reliquias para representar a sus santos y usados para adoración con tales fines. Muchas veces imponioéndole a cada uno diferente tipo de milagros. De igual modo me parece que se les sigue dando a ciertas personas que están en el poder la cualidad de milagrosos. Lo digo porque me ha tocado escuchar testimonios de casos de personas que han sufrido enfermedades, y al tener contacto con la máxima autoridad de la iglesia, el papa, han logrado su curación. De igual modo hay lugares que se cree que son milagrosos.

Más bien,a mi me parece que el propio subconsciente de algunas personas se hacen a la idea de que si consiguen contacto con cierta persona u objeto lograran una mejor salud, y ese subconsciente mismo es el que les da la salud deseada y lograda cuando consigue el objetivo de un contacto divino.

Todo esto, en la actualidad persiste, las creencias, los temores, los engaños, los “milagros” y también muchas tradiciones relacionadas con el culto a Dios. Es decir, la religión, continua teniendo gran fuerza en la mentalidad de la mayor parte de la población, pues en un mundo de sufrimiento, todos tienen el deseo aun de que después de esta pesada vida, descansar por fin en un lugar de paz y tranquilidad por toda la eternidad.

Duby, Georges, El año mil, Barcelona, Liberduplex Constitució, 1996

Ensayo de Los Dragones del Edén de Carl Sagan

1 mayo, 2010

Especulaciones sobre la evolución de la inteligencia humana.

Segunda parte:

A partir del quinto capítulo, Sagan pone más interesante la lectura, pues da comienzo a la explicación de la inteligencia de otros animales, cómo los chimpancés.

Es muy cierto que los humanos creemos que las demás especies de animales no son inteligentes; sin embargo, ciertos comportamientos de algunos animales nos hacen ver que si tienen cierto grado de inteligencia.

En el caso de los chimpancés, de los que el libro menciona que se han hecho experimentos para probar a qué grado pueden llegar. Estos experimentos, creo yo han demostrado que un chimpancé es sumamente inteligente, y que si en estos experimentos no consiguió expresarse de manera oral fue porque las partes de su cuerpo que los humanos utilizamos para hablar, ellos no la tienen adaptada para esta función; pero, al tratar de enseñarle otros métodos para comunicarse, le resulto más efectivo. Con esto, algunos científicos concluyeron que la capacidad que tenemos los humanos para hablar es un accidente de la naturaleza, pues los órganos que nos permiten comunicarnos oralmente no están diseñados para ese fin, sino para comer y respirar.

Cuando se intento enseñarle Ameslan al chimpancé, se notaron buenos resultados, pues el chimpancé era capaz de identificar y de expresarse por ese método.

Esto hace notar, claro está que hay otras especies muy inteligentes, pero seguramente el grado de inteligencia que tenemos los humanos, se debe a ese accidente de nuestra naturaleza que nos ayuda a comunicarnos de una manera más precisa que los demás animales, con el lenguaje oral. De esta manera somos capaces de expresar nuestras ideas muy certeramente, de intercambiarlas con otros individuos, de convivir, de vivir en sociedad.

Dadas todas las pruebas de que el grado de inteligencia del chimpancé es alto, se cuestiona en una parte del texto algo acerca de ¿hasta cuando se les tratará como a iguales? Esto me parece importante. Creo que al igual que hace millones de años, el más fuerte se sigue imponiendo, pues no quiere competencia. Algo parecido a cuando el Australopithecus y el homo habilis vivieron en la tierra y uno ayudo en que el otro desapareciera para no tener competencia. El ser humano de la actualidad sigue siendo tan egoísta, pues en su afán de dominar el mundo y al resto de las especies, sigue haciéndose creer el único ser consciente y racional capaz de pensar inteligentemente. Es por eso que la mayoría de las veces que miramos chimpancés, los encontramos encerrados, como si fueran criminales y eso si no es que están siendo víctimas de experimentación por parte de humanos. Por razones de este tipo muchas veces yo creo que los más irracionales e inconscientes somos los humanos precisamente.

El ser humano, evolución de reptiles y mamíferos, es un ser depredador a pesar de su debilidad como ser vivo. Es por eso que por las noches, cuando reposamos nos refugiamos en uno de los inventos de nuestros antepasados. La mayoría de los animales se refugian en un lugar en donde se sientan protegidos mientras duermen, pues al sentirnos vulnerables necesitamos albergarnos en un lugar donde nos sentimos más confiados, nuestra casa.

Durante este descanso que tomamos, mientras dormimos me parece que el ser humanos fantasea en sus sueños principalmente con sus más grandes miedos. Pues con encuestas realizadas es eso lo que nos han demostrado. Al parecer, nos refugiamos al dormir para protegernos y esa misma inseguridad que nos hace refugiarnos, nos hace fantasear con peligros a los que estamos expuestos gracias a nuestra debilidad física. Pero por alguna razón, la mayoría de las veces no conseguimos recordar al despertarnos, cuales han sido esos sueños que hemos tenido durante la noche. Mas si en el momento en que estamos soñando despertamos y platicamos nuestro sueño a alguien o lo escribimos, no tenemos problemas para recordarlo bastante bien más adelante. ¿Será esto una muestra de la gran fuerza y poder de nuestra capacidad del lenguaje?

El descanso parece ser una necesidad de todos los animales, tal vez para liberarnos de las situaciones desagradables de la vida, y tal vez los sueños sean la manera de descargar todo el agobio. Porque no únicamente tenemos sueños desagradables, también muchas veces vemos en nuestras fantasías realizados algunos de nuestros anhelos, o visualizamos las situaciones agradables que nos han sucedido.

Entre las especies, hay algunas que necesitan de más tiempo de sueño, otras no tanto. Algunas necesitan el reposo por las noches, otras por el día y esto explica la supervivencia de algunas y la extinción de otras criaturas. De la misma manera, tal vez los diferentes sentidos de cada especie le han ayudado en su evolución. Es posible que algunos sentidos sean más eficaces que otros. Los humanos utilizamos la vista como sentido básico para el reconocimiento de las cosas. Otros animales, como los perros por ejemplo, el olfato es el sentido que más les ayuda a reconocer. Esto creo que depende también de la manera en que se han desarrollado las partes del cerebro y los hemisferios. Ya que cada función se realiza en cierto punto.

Algo interesante sobre los hemisferios me pareció la manera en que los humanos tenemos el prejuicio de asociar lo derecho con el bien y lo izquierdo con el mal, y en la actualidad creo que esto es utilizado como medio de dominación y de alguna manera como represión. Pues tal y como lo menciona Sagan en el texto, muchos términos opuestos a lo legal es relacionado con lo no derecho, aunque no me parece que así tenga que ser, pues en nuestro cerebro ambos hemisferios necesitan de cooperación uno del otro para realizar todas sus funciones de la manera más óptima posible.

La cuestión del egoísmo de nuestra especie continua. En nuestra casa nos sentimos protegidos de los peligros exteriores, mas somos en sí, la especie que a menos peligros se enfrenta en el mundo, de hecho somos nosotros el peligro para los demás animales. Dar muerte a una persona es un acto inhumano y sin embargo, asesinar animales de otras especies es algo que se ve en nuestra sociedad con tanta naturaleza…

¿Por qué? Si tanto se ha cuestionado el derecho a la vida, tal y como lo menciona Sagan por parte de los que se promulgan en contra del aborto, y sin embargo piden la muerte de muchos otros seres vivos para el “bienestar personal”, como la alimentación y el vestido. Mucha gente se espanta y persigna cuando se ha mencionado que en algunos países los habitantes se comen a los fetos humanos, y sin embargo se alimentan de cadáveres de otros animales con tanta naturalidad. Aquí cabe citar las palabras de Leonardo Da Vinci: “Realmente el hombre es el rey de las bestias, porque su brutalidad excede la de ellas. Vivimos de la muerte de otros, somos como cementerios andantes. Llegará un momento en que el hombre verá el asesinato de los animales como ahora él ve el asesinato de los hombres.”

Es difícil pensar qué el hombre pueda cambiar algún día en la cuestión de su tendencia por la dominación, pareciera que lo hace por instinto. Pues todo quiere dominar esta humanidad, a los animales, al medio ambiente, la naturaleza en general, de la cual trata de sacarle el máximo “provecho” posible, sin tomar en cuenta las consecuencias que esto puede acarrear. Hasta el punto de dominar a los de la misma especie hemos llegado, pues bien sabemos que son unos cuantos de los que están en el poder quienes mueven los hilos de las distintas sociedades.

Me parece que exactamente lo mismo sucedería si algún día conociéramos vida extraterrestre. El hombre con su eterno egoísmo trataría de dominar a dichos seres, sus mundos y sus recursos; sin embargo no sabemos si existieran otros seres exteriores a la tierra, el grado de inteligencia y el nivel de sus tecnologías. Podrían llegar a ser superiores a nosotros y aun así creo que el hombre trataría de someter a dichos seres. Es lo que ha sucedido siempre que los ambiciosos humanos has descubierto civilizaciones distintas.

En los últimos años, el hombre se ha preocupado por desarrollar inteligencia artificial. Los ordenadores son lo más cercano que se ha conseguido, pues hay algunos con programas capaces de interactuar con los usuarios de formas muy variables y con distintas funciones y propósitos. Parece que cada vez nos acercamos más a la ficción de algunas películas, en donde las computadoras son capaces de pensar por sí mismas y hasta llegar a actuar por voluntad propia y cavilar en la dominación del hombre. Aunque realmente creo yo esto cómo algo imposible, pues las computadoras funcionan con programas escritos por el hombre y sirven para funciones específicas que nosotros creamos, un ordenador no es capaz de ir más allá de lo que el código fuente de sus programas le indica, a diferencia de un cerebro humano que es apto para interpretar y razonar por sí mismo y realizar funciones propias.

Es muy poco el tiempo en que el ser humano ha logrado desarrollarse tanto como ser pensante y razonable. Creo que somos una especie que avanza a grandes pasos en su evolución y aun queda camino por recorrer. Seguramente continuara habiendo inventos, nuevas técnicas, más sistemas y formas de pensar. No sabemos que nuevo cambios pueda tener nuestro cerebro y demás partes de nuestro cuerpo. Evoluciones que pueden ser buenas o pueden ser malas en nuestro cuerpo nos esperan posiblemente. Pero esto sólo lo lograremos si dejamos de ser seres egoístas y comenzamos a cuidar más nuestro entorno, de lo contrario no evolucionaremos más, ni siquiera sobreviviremos, pues de la manera en que actuamos, estamos cavando nuestra propia tumba.

Sagan, Carl, Los Dragones del Edén, Barcelona, Book-Print Digital, 2009.

¿Quiénes tienen la razón, los idealistas o los materialistas?

24 enero, 2010

Una vez planteada así la cuestión, vacilar se hace imposible. Sin duda alguna los idealistas se engañan y los materialistas tienen la razón. Sí, los hechos están antes que las ideas; el ideal, como dijo Proudhon, no es más que una flor de la cual son raíces las condiciones materiales de existencia. Toda la historia intelectual y moral, política y social de la humanidad es un reflejo de su historia económica.

(…) El hombre se ha emancipado, se ha separado de laanimalidad y se ha constituido como hombre; ha comenzado su historia y su
desenvolvimiento propiamente humano por un acto de desobediencia y de ciencia, es decir, por la rebeldía y por el pensamiento.

Tres elementos o, si queréis, tres principios fundamentales, constituyen las condiciones esenciales de todo desenvolvimiento humano, tanto colectivo como individual, en la historia: 1o la animalidad humana; 2o el pensamiento, y 3o la rebeldía. A la primera corresponde propiamente la economía social y privada; la segunda, la ciencia, y a la tercera, la libertad.

Los idealistas de todas las escuelas, aristócratas y burgueses, teólogos y metafísicos, políticos y moralistas, religiosos, filósofos o poetas, sin olvidar los economistas liberales, adoradores desenfrenados de lo ideal, como se sabe-, se ofenden mucho cuando se les dice que el hombre, con toda su inteligencia magnifica, sus ideas sublimes y sus aspiraciones infinitas, no es, como todo lo que existe en el mundo, más que materia, más que un producto de esa vil materia.

Podríamos responderles que la materia de que hablan los materialistas -materia espontánea y eternamente móvil, activa, productiva; materia química u orgánicamente determinada, y manifestada por las propiedades o las fuerzas mecánicas, físicas, animales o inteligentes que le son inherentes por fuerza- no tiene nada en común con la vil materia de los idealistas. Esta última, producto de su falsa abstracción, es efectivamente un ser estúpido, inanimado, inmóvil, incapaz de producir la menor de las cosas, un caput mortum, una rastrera imaginación opuesta a esa bella imaginación que llaman Dios, ser supremo ante el que a materia, la materia de ellos, despojada por ellos mismos de todo lo que constituye la naturaleza real, representa necesariamente la suprema Nada. Han quitado a la materia la inteligencia, la vida, todas las cualidades determinantes, las relaciones activas o las fuerzas, el movimiento mismo sin el cual la materia no sería siquiera pesada, no dejándole más que la imponderabilidad y la inmovilidad absoluta en el espacio; han atribuido todas esas fuerzas, propiedades y manifestaciones naturales, al ser imaginario creado por su fantasía abstractiva; después, tergiversando los papeles, han llamado a ese producto de su imaginación, a ese fantasma, a ese Dios que es la Nada: “Ser supremo”. Por consiguiente han declarado que el ser real, la materia, el mundo, es la Nada. Después de eso vienen a decirnos gravemente que esa materia es incapaz de reducir nada, ni aun de ponerse en movimiento por sí misma, y que, por  onsiguiente, ha debido ser creada por Dios.

(…)

Se concibe perfectamente el desenvolvimiento sucesivo del mundo material, tanto como de la vida orgánica, animal, y de la inteligencia históricamente progresiva, individual y social, del hombre en ese mundo. Es un movimiento por completo natural de lo simple a lo compuesto, de abajo arriba o de lo inferior a lo superior; un movimiento conforme a todas nuestras experiencias diarias, y, por consiguiente, conforme también a nuestra lógica natural, a las propias leyes de nuestro espíritu, que, no conformándose nunca y no pudiendo desarrollarse más que con la ayuda de esas mismas experiencias, no es, por decirlo así, más que la reproducción mental, cerebral, o su resumen reflexivo.

El sistema de los idealistas nos presenta completamente lo contrario. Es el trastorno absoluto de todas experiencias humanas y de ese buen sentido universal y común que es condición esencial de toda entente humana y que, elevándose de esa verdad tan simple tan unánimemente reconocida de que dos más dos son cuatro, hasta las consideraciones científicas más sublimes y más complicadas, no admitiendo por otra parte nunca nada que no sea severamente confirmado por la experiencia o por la observación de las cosas o de los hechos, constituye la única base seria de los conocimientos humanos.

En lugar de seguir la vía natural de abajo arriba, e lo inferior a lo superior y de lo relativamente simple a lo complicado; en lugar de acompañar prudente, racionalmente, el movimiento progresivo y real del mundo llamado inorgánico al mundo orgánico, vegetal, después animal, y después específicamente humano; de la materia química o del ser químico a la materia viva o al ser vivo, y del ser vivo al ser pensante, los idealistas, obsesionados, cegados e impulsados por el fantasma divino que han heredado de la teología, toman el camino absolutamente contrario. Proceden de arriba a abajo, de lo superior a lo inferior, de lo complicado a lo simple. Comienzan por Dios, sea como persona, sea como sustancia o idea divina, y el primer paso que dan es una terrible voltereta de las alturas sublimes del eterno ideal al fango del mundo material; de la perfección absoluta a la imperfección absoluta; del pensamiento al Ser, o más bien del Ser supremo a la Nada. Cuándo, cómo y por qué el ser divino, eterno, infinito, lo Perfecto absoluto, probablemente hastiado de sí mismo, se ha decidido al salto mortale desesperado; he ahí lo que ningún idealista, ni teólogo, ni metafísico, ni poeta ha sabido comprender jamás él mismo ni explicar a los profanos.

Todas las religiones pasadas y presentes y todos los sistemas de filosofía transcendentes ruedan sobre ese único o inicuo misterio. Santos hombres, legisladores inspirados, profetas, Mesías, buscaron en él la vida y no hallaron más que la tortura y la muerte. Como la esfinge antigua, los ha devorado, porque no han sabido explicarlo. Grandes filósofos, desde Heráclito y Platón hasta Descartes, Spinoza, Leibnitz, Kant, Fichte, Schelling y Hegel, sin hablar de los filósofos hindúes, han escrito montones de volúmenes y han creado sistemas tan ingeniosos como sublimes, en los cuales dijeron de paso muchas bellas y grandes cosas y descubrieron verdades inmortales, pero han dejado ese misterio, objeto principal de sus investigaciones trascendentes, tan insondable como lo había sido antes de ellos. Pero puesto que los esfuerzos gigantes -como de los másadmirables genios que el mundo conoce y que durante treinta siglos al menos han emprendido siempre de nuevo ese trabajo de Sísifo- no han culminado sino en la mayor incomprensión aún de ese misterio, ¿podremos esperar que nos será descubierto hoy por las especulaciones rutinarias de algún discípulo pedante de una metafísica artificiosamente recalentadas y eso en una época en que todos los espíritus vivientes y serios se han desviado de esa ciencia explicable, surgida de una transacción, istóricamente explicable sin duda, entre la irracionalidad de la fe y la sana razón científica?

Es evidente que este terrible misterio es inexplicable, es decir, que es absurdo, porque lo absurdo es lo único que no se puede explicar. Es evidente que el que tiene necesidad de él para su dicha, para su vida, debe renunciar a su razón y, volviendo, si puede, a la ingenua, ciega, estúpida, repetir con Tertuliano y con todos los creyentes sinceros estas palabras que resumen la quintaesencia misma de la teología: Credoquia absurdum. Entonces toda discusión cesa, y no queda más que la estupidez triunfante de la fe. Pero entonces se promueve también otra cuestión: ¿Cómo puede nacer en un hombre inteligente e instruido la necesidad de creer en ese misterio?

Bakunin, Mijail, Dios y el Estado.

Citas anarquistas III

12 diciembre, 2009

1  – Se habla sin cesar contra las pasiones. Se las considera la fuente de todo mal humano, pero se olvida que también lo son de todo placer. (Denis Diderot)

2 – A un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa. (Leon Tolstoi)

3 – Todas las guerras son guerras entre ladrones demasiado cobardes para luchar, que inducen a los jóvenes varones de todo el mundo a hacer la lucha por ellos. (Emma Goldman)

4 – La libertad no puede ser concedida: tiene que ser conquistada. (Max Stirner)

5 – Siembra rebeldía, cosecha libertades. (Praxedis G. Guerrero)

6 – El cambio de amo no es fuente de libertad ni de bienestar. (Ricardo Flores Magon)

7 – También la educación es privilegio de minorías. ¿Qué educación recibe el obrero que a los trece años baja a las minas o va a cultivar el campo?. (Piotr Kropotkin)

8 – Cuán vano es sentarse a escribir cuando aún no te has levantado para vivir. (Henry David Thoreau)

9 – El éxito es fácil de obtener. Lo difícil es merecerlo. (Albert Camus)

10 – La libertad no es hija del orden sino su madre. (Pierre Joseph Proudhon)