Se acercan las elecciones y el estado, a través del IFE, institución encargada del proceso electoral ataca con todo. No es posible pasar frente a un televisor o un radio encendido y no escuchar un anuncio del IFE, invitandonos a votar, pero que digo invitandonos, exigiendonos.que lo hagamos porque así construimos todos la bendita democracia.
Pero todo es una farsa:
Para empezar, la democracia es una mentira total. Votar no es participar en la contrucción política de una sociedad, más bien es mantener un orden social establecido y demostrar que sigue su curso, que sigue su cotidianidad. El voto no es libre en lo más mínimo, pues, pongamonos a pensar, ¿quién decide cuándo, cómo y dónde debemos votar? ¿A caso lo decide cada quién? Pues no, el voto es una imposición estatal, pues gracias es este proceso es posible que las cosas continuen tal y como están. Si el voto fuera realmente libre, el pueblo debería decidir en qué momento es preciso cambiar de gobernante y elegirlo cuando sea pertienente, no cuando el estado lo impone.
A quien no le suena la frase que dice: «lo que hace grande a un país, es la participación de su gente», escuchada en casi todos los spots del IFE. Tal frase tiene un contenido tremendo, porque si ciertamente lo que dice es cierto, su propuesta es totalmente contradictoria, pues con el voto justamente lo que promueven es que la gente no participe políticamente.
El IFE nos dice que votar es la manera de participar, porque así nosotros elegimos quien nos va a gobernar, es decir, que nosotros ponemos en el gobierno a quien querramos. ¿Pero es ralmente así? No! A nosostros nos dan a escoger entre un conjunto tan reducido de individuos impuestos por quien sabe quién porque supuestamente son los más capaces para la tarea de gobernar, pero casi nadie conocemos realmente a esos individuos.
Después del voto, la participación se ha termiado y el elegido se encarga del resto del trabajo, porque aunque digan que es nuestro derecho exigir que los gobernantes cumplan lo que prometen, y que actúen a favor del pueblo, eso jamás sucede, pues siempre que alguien quiere participar de manera separada al proceso electoral, en el mejor de los casos es ignorado, y golpeado en el peor. Entonces, ¿dónde queda su promoción por la participación de la gente?
No recuerdo justamente qué otras frases suenan en los comerciales del IFE, pero todos incitan a votar como si fuera el acto más sagrado para un ciudadano. Que tenemos que votar ya que tenemos la suerte de vivir en un país donde podemos elegir a nuestro gobernante y no nos lo imponen a la fuerza (sabemos que es mentira), que tenemos que votar porque así forjamos el futuro de las futuras generaciones, que tenemos que votar para que otros no elijan por nosotros, etc.
No dudo que si la situación continúa así, en pocos años el voto será obligatorio, como lo es ahora en otros países, para garantizar aún más la sobrevivencia estatal, para no dejar nunca que la falsa democracia se derrumbe (por algo obligan a todos los canales de radio y televisión transmitir tantos spots del IFE).