Archive for enero 2011

Y me preguntan por qué reniego de los credos religiosos y de Dios

21 enero, 2011

«Si dios existe, habría que eliminarlo«, dijo en alguna de sus obras Bakunin, y lo apoyo.

Hace unos días estaba haciendo unos trabajos en el patio cuando se presentaron en la puerta un par de pastores a leerme un poco de la biblia. No estoy seguro de que religión eran, pero al parecer, Testigos de Jeová.

Bueno, el chiste es que al hacerle saber a la predicadora mi ausencia de creencia en Dios me preguntó ―¿por qué?

Le di mis razones de no poder creer en un Dios supuestamente bondadoso y todopoderoso que permitiera un mundo con tantas injusticias.

Por lo que inmediatamante me trajo a la conversación el ejemplo de Noé y su arca. Una época en la que el honbre estaba corrompido, pero que al final Dios eliminó a toda esa generación, salvando sólo a quienes habían resistido hasta el final la tentación de ser absorbidos por el mal.

Continuó leyendome un fragmento de la biblia, en dónde Dios decía que su pueblo sufriría, que habría unos pocos que gozarían del poder y riquezas mientras las grandes mayorías sufrían por su misería, pero como en la época de Noe, Dios pondría una solución. ¿Cuándo y cómo? Eso nadie lo podía saber, simplemente debemos tener fe en que llegaría.

Por cierto, remarcó tanto la obediencia a Dios como la manera de ser buenos.

Los seres humanos, como hijos de Dios debemos ser obedientes a nuestro padre, el cual no puede controlar todas nuestras acciones y por lo tanto es ya nuestra desición, ser buenos o malos hijos (Él no lo puede a pesar de ser omnipotente). Para esto me ejemplificó con la situación de Adán y Eva en el paraiso de la vida eterna. Como desobedecieron, fueron castigados, castigo que alcanzó a todos sus descendientes, apesar de las generaciones.

Entiendo lo siguiente:

La humanidad debe completa obediencia y sumisión a Dios, «nuestro creador». A la desobediencia, él responde con el castigo más severo, como todo un padre autoritario. Ahí está el ejemplo de Adán y Eva, como desobedecieron a Dios, merecen su castigo, pero lo más grave es que los más castigados somos toda la descendencia que no tenemos nada que ver con el acto de Adán y Eva. Deberemos pagar un eterno castigo que es ser arrojados al mundo en donde sí existe el sufrimiento.

También tenemos el ejemplo de Satanas. Él, angel desobediente, también fue expulsado del reino de Dios. ¿Por qué? ¿Habrá sido por ser desobediente? ¿Por llevarle la contraria a su padre? ¿Por tener ideas propias? ¿Por pensar y no simplemente obedecer ordenes? Queda más que claro el autoritarismo de éste buen Dios.

Según estos pastores que me sermonearon, hay que ser conformistas, no hay que preocuparse por salir adelante, por liberarse del yugo, porque Dios, tarde o temprano nos liberará y hará pagar con castigos a todos los injustos, liberando por fin a sus fieles seguidores.

¡Estoy totalmente en contra de tal pasividad! Cómo es posible que un Dios que supuestamente quiere a sus hijos, les pida soportar tranquilamente la miseria con la condición única de tener fe en que él, como nuestro salvador nos liberará en un momento, acto del cuál no podemos estar seguros de cuándo y cómo sucederá, de hecho ni siquiera podemos estar seguros de que en verdad así será. ¡No! La humanidad debe reivindicar por sus propias fuerzas su dignidad. No podemos estar atenidos a que algún día esa autoridad divina venga a liberarnos. Los grandes logros de la humanidad, todas sus conquistas han sido llevadas a cabo por la humanidad misma, por sus constantes luchas contra las injusticias. Nunca, ninguna de tales conquistas ha llegado (siendo pasivos y conformistas)gracias a la divinidad de Dios.

Cuál es el mensaje que las religiones nos están dando, que seamos pasivos y sumisos ante los poderosos, claro, como los poderosos son ellos, el clero, los más elevados de la piramide de las jerarquías.

Nosostros, como humanidad, no podemos permitirnos ponernos una autoridad divina como el mandamas de nuestros actos. Deberíamos comprender que, la autoridad divina es la base de el resto de autoridades que existen entre la humanidad. La jerarquización de la humanidad viene de ahí, de pensar que hay un ser supremo, al cual debemos la máxima obediencia. Debemos quitarnos estos complejos de la mente y comenzar a ser libres e iguales como seres humanos, como naturaleza mortal y dejar a un lado la divinidad, eliminar a Dios.

Estoy seguro que no hace falta un Dios que nos reprima para que cada uno de nosotros pueda tener un comportamiento humanamente bueno. La manera de regular la conducta humana de las religiones es con la amenaza de ser castigados por obrar mal; pero no porque del hombre nazaca comportarse bien. Cuando de nosotros nace, será precisamente por nustra propia voluntad, por nuestra huamanidad, y no por el miedo a la represión y al castigo de la autoridad divina.

Compartir archivos entre Debian y Windows con Samba

18 enero, 2011

El tutorial es sobre la configuración que se debe hacer en Debian.

Para la configuración con Windows sólo hay que tener presente el nombre del grupo de trabajo y el nombre de cada equipo.

Bueno, comenzamos instalando Samba, en la terminal como root, ponemos:

# apt-get install samba smbfs samba-common

Y ahora hay que configurarlo, editando el fichero de configuración de samba:

# nano /etc/samba/smb.conf

Al abrirse el archivo, buscamos la linea que dice workgroup = MSHOME, y la cambiamos por:

workgroup = el-nombre-de-nuestro-grupo-de-trabajo

el-nombre-de-nuestro-grupo-de-trabajo deberá ser el mismo que usamos en la red de Windows.

Guardamos cambios y salimos.

Antes de crear los usuarios de Samba, deberemos crearlos en nuestro Debian.

# adduser nombre-usuario

Después creamos el usuario para Samba:

# smbpasswd -a nombre-usuario

En donde nombre-usuario deberá ser el mismo que el que creamos en Usuarios y grupos de Debian.

Pedirá la contraseña a utilizar, en donde también pondremos la misma que el usuario que creamos en Debian, y pedirá finalmente repetir la contraseña.

Debe dar la siguiente salida:

Added user nombre-de-usuario

Crearemos otro archivo con la lista de los usuarios:

# nano /etc/samba/smbusers

Ahí, agregaremos lo siguiente:

nombre-en-debian = "nombre en windows"

nombre-en debian se refiere al usuario que acabamos de crear, nombre en winodws se refiere al nombre del equipo con windows con el que deseamos compartir.

Volveremos a editar samba.conf:

# nano /etc/samba/smb.conf

Buscamos la linea que dice:
;   security = user

Y le quitamos el ;
Además, en una siguiente linea agregamos lo siguiente:
username map = /etc/samba/smbusers

Deberá quedar así:
 security = user
 username map = /etc/samba/smbusers

Ahora, para compartir archivos, deberemos dar persmisos al directorio de usuarios de samba. Para esto, tecleamos en la terminal de root lo siguiente:

# chmod 777 /var/lib/samba/usershares

Y por último sólo queda elegir los directorios que deseamos compartir.

En el menú Sistema/Administración/Carpetas compartidas, le damos en Añadir, elegimos la carpeta que queremos compartir y en la opción Compartir a través de, seleccionamos Redes Windows. Y listo.

En servicios de red de nuestro Debian, podremos acceder a la red de Windows y en Mis sitios de red de Windows, se podrá acceder a los directorios que seleccionamos para compartir en Debian.

El anarquismo de Pietro Gori

16 enero, 2011

Sobre el Estado

El Estado, el poder ejecutivo, el judicial, el adminis-trativo y todas las ruedas grandes o chicas de este mastodóntico mecanismo autoritario que los espíritus débiles creen indispensable, no hacen más que com-primir, sofocar, aplastar cualquier libre iniciativa, toda espontánea agrupación de fuerzas y de voluntad, im-pidiendo, en suma, el orden natural que resultaría del libre juego de las energías sociales, para mantener el orden artificial -desorden en sustancia- de la jerarquía autoritaria sujeta a su continua vigilancia. Magistralmente definió Giovanni Bovio el Estado: «opresión dentro y guerra fuera. Con el pretexto de ser el órgano de la seguridad pública, es, por necesi-dad, expoliador y violento; y con el de custodiar la paz entre los ciudadanos y las partes, provoca gue-rras vecinas y lejanas. Llama bondad a la obediencia, orden al silencio, expansión a la destrucción, civili-zación al disimulo. Como la Iglesia, es hijo de la común ignorancia y de la debilidad de la mayoría. A los hombres adultos se manifiesta tal cual es; el mayor enemigo del hombre desde que nace hasta que mue-re. Cualquier daño que pueda derivar a los hombres de la anarquía, será siempre menor que el peso que el Estado ejerce sobre ellos». Hacen creer los gobernantes, y el prejuicio es anti-guo, que el gobierno es instrumento de civilización y de progreso para un pueblo. Pero si bien se observa, se verá que, al contrario, todo el movimiento progresivo de la humanidad es debido al esfuerzo de individualidades, a la iniciativa anónima de las multitudes y a la acción directa del pueblo. El mundo ha marchado siempre hasta el presente, no con ayuda de los gobiernos, sino a pesar de éstos, y en éstos hallando siempre el continuo obstáculo directo e indirecto a su fatal andar. ¡Qué de veces los más gloriosos innovadores en ciencias, en arte, en política, no hallaron su camino barrado, mucho más que por los prejuicios y por la ignorancia de las multitudes, por los andadores y por las persecuciones gubernativas!

Cuando el poder legislativo y el gobierno aceptan y satisfacen en forma de ley o de decreto alguna nueva petición salida de la conciencia pública, es después de innumerables reclamaciones, de agitaciones extraordinarias, de sacrificios mil del pueblo. Y cuando los gobernantes se han decidido a decir sí, a reconocer a sus súbditos un derecho y, mutilado y desconocido, lo promulgan en los códigos, casi siempre aquel derecho se ha hecho anticuado, la idea es ya vieja, la necesidad pública de tal o cual cosa no se siente ya, y entonces la nueva ley sirve para reprimir otras necesidades más urgentes que se avanzan, que tienen que esperar a ser esterilizadas, hipertróficas, antes de que las reconozca una ley sucesiva.

Todo aquel que ha estudiado y observado con pasión los partos curiosos y extraños del genio legislativo, las leyes pasadas y las presentes, queda sorprendido al ver el sutil fraude que logra gabelar por derecho el privilegio, por orden el bandidaje colectivo, por heroísmo el fratricidio de la guerra, por razón de Estado la conculcación de los derechos y de los intereses populares, por protección de los honrados la venganza judiciaria contra los delincuentes, que como dice Quetelet, no son más que instrumentos y víctimas, al mismo tiempo, de las monstruosidades sociales.

Y cuando nosotros queremos combatir estos males, causa y efecto juntamente de tanta infamia y de tantos dolores, para derribar todo lo que dificulta el triunfo de la justicia, se nos llama «fautores del desorden».

Cierto; propiedad, Estado, familia, religión, son instituciones que algunas merecen la piqueta demoledora y otras esperan el soplo purificador que las haga revivir bajo otra forma más lógica y humana. ¿Pero querrá esto decir seriamente que se pasaría del «orden al desorden»? ¿Quién no desearía entonces, si se diese voz, tan contrario significado a las palabras, el triunfo del desorden?

Pero si las palabras conservan su significado, no pueden los anarquistas ser llamados amigos del desorden, ni aun considerando esto desde el punto de vista único de revolucionarios. En este histórico periodo de destrucción y de transición entre una sociedad que muere y otra que nace, los actuales revolucionarios son verdaderos elementos de orden. Tienen éstos en sus fosforescentes ojos la visión de la sublime idealidad que hace palpitar el corazón de la humanidad, que la empuja hacia el infinito ascendente camino de la historia.

Después del estampido del trueno, brilla sobre la cabeza de los hombres el bello cielo luminoso y sereno; después de la vasta tempestad que purifique el aire pestilente, estos militantes del porvenir señalan la primavera florida de la familia humana, satisfecha en la igualdad y embellecida con la solidaridad y la paz de los corazones. (Vuestro orden y nuestro desorden, 1889)

Fuente: http://www.nodo50.org/tierraylibertad/6articulo.html