Recordando esa exelente novela de George Orwell, 1984, uno puede fácilmente darse cuenta (si es que no tiene miedo a ser decubierto por la policía del pensamiento) que tal historia de ciencia ficción, está dejando de serlo y hoy en día tenemos un gran hermano real, que por el momento no es tan poderoso, todavía no vigila a todo el mundo, hay quienes aún siguen siendo libres de la mirada del Facebook, pero cada vez somos más los que caemos en su lupa.
Sí, el Facebook, esa tan afamada red social que tanto éxito tiene hoy en día. Aparentemente uno entra libremente al Facebook y se registra sin mayor problema. Para formar parte de la red no hay mayores dificultades, el registro es «gratis». Uno entra, busca a sus amigos y conoce más. Comparte información, fotos, gustos y un montón de cosas más; sin embargo, estas actividades que realizamos inocentemente son aprovechadas descaradamente por otros individuos que se aprovechas de la información que les damos para lucrar con ella.
Si el facebook realmente fuera gratuito, ¿no es obvio que sería dificil su mantenimiento? Eso no puede sobrevivir simplemente de donaciones. Pues toda esa información que nosotros le damos al Facebook, sirve para saber los gustos de la manada. Sí, cada vez que damos click en el famoso «me gusta», esa información debe ser aprovechada para ser vendida a las empresas que financían a la red social. Creo que es obvio el motivo, pero bueno, toda esa información que es vendida a las empresas, a ellos les sirve para la producción masiva de esas cosas que tanto nos gusta. ¿Pero cómo bien que adivinan las empresas cuáles son los gustos de la gente verdad? Pues no, aunque la policía del pensamiento nos pueda casi detectar la mente, el Facebook no tiene todavía esa capacidad, somos nosotros mismos los que les proporcionamos tal información y gracias a ello, nos controlan. Sí, nos controlan manteniendonos comprando toda esa mierda inservible que producen para nuestro consumo.
El gran hermano de la realidad, el Facebook, lo sabe todo sobre la vida de sus usuarios, nombres, domicilo, teléfono, correo electrónico, sitio web, fecha de nacimineto, relaciones, ideología, creencias, gustos literarios, actividades de nuestro gusto, gustos musicales, programas de televisión favoritos, y no conforme con eso, está al día de las actividades que realizamos, pues hay una caja de texto en donde cada usuario puede poner su estado para demostrar su estado de ánimo o las cosas que le suceden. Se puede cambiar a diario y a cada momento. Se peude hacer en cualquier momento; con eso de que el Facebook es un vicio para muchos (y lo peor es que la mayoría se enorgullecen de depender de ello), hay quienes actulizan su estado a cada minuto y así, el gran hermano está simpre al tanto de lo que hacen sus subditos, entre más continuos sean los cambios, más sabe de nosotros, más nos atrapa.
Si hemos leido la novela de Orwell, podemos darnos cuenta de que es una clara crítica al régimen comunista; que el gran hermano se ha impuesto a través de la fuerza de una «revolución». Con el gran hermano de la realidad sucede algo distinto, nosotros mismos le estamos dando entrada a nuestras vidas, nosotros mismos le estamos dando poder para controlarnos y sin apenas darnos cuenta.
Me parece que deberiamos tomar en cuenta la situación y reflexionar si realmente nos hace falta contarle a este espía lo que hacemos a cada momento, si realmente necesitamos regalarle nuestra información para que lucren con ella y tomen el control sobre nuestras vidas. Tal vez parezca o suene una idea fuera de lugar o exagerada, pero si lo reflexionamos y analizamos con cuidado cada punto podemos darnos cuenta de que esto no carece de lógica.
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